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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 131 de esta provincia, lo que certifico. - Ciudad de Guayana , 23 de julio de 1771. Francisco de Amantegui, Secretario a guerra (firma y rúbrica). 175 Carta del Comandante general de Guayana D. Manuel Centurión al se– cretario del Consejo de Indias, dándole cuenta de los resultados de la tras– lación de cuatro pueblos misionales (Guayana, 20 abril 1771). - Original (AGI, Caracas, 228) . Muy señor mío: Por carta de 18 de septiembre último me previene V.S.; de orden del Consejo, que le comunique las resultas que advierta en la ejecutada tran smigración de los cuatro pueblos de Piacoa, Uyacoa, Tipurua y Unata, noticiando asimismo la quietud , permanencia y adelan– tamiento de sus morado res, con lo demás que contemple digno de repre– sent arse, para que, instruido de todo ese tribunal, pueda deliberar según corresponda. Y, deseando yo el más exacto cumplimiento de las superio– res órdenes del Consejo para informarle debidamente, pasé luego a ver los dos pueblos de Santa Ana y Montecalvar io, situados al occidente del río Caroní, a donde se transmigraron y reunieron los cuatro nominados arriba , y los he hallado con 715 habitantes, sanos, alegres, nutridos y la– boriosos, en lugar de 350, enfermos, tristes, hambrientos y desisdiosos, en que consistían los dichos cuatro pueblos a tiempo de su traslación , cuyo aumento de gentes, la salud que gozan, el gusto con que viven y la abundancia de frut os que cosechan, aseguran hoy más que nunca la quietud y permanencia de sus moradores y prueban lo acertado de la tra slación de estos pueblos, aun para la propia conveniencia de los in– dios guaraúnos y aruacas. De éstos han quedado ya muy pocos en las selvas, porque, sobre ser nación corta, ha muchos años que se halla unida y emparentada con los holandeses en sus colonias. De los primeros hay muchos en las islas y caños de las bocas de Orinoco, pero es difícil su reducción, porque la ve– cindad de los holandeses de Esquivo los provee suficientemente de ha– chas, cuchillos y demás bujerías, que ellos aprecian mucho, en cambio del pescado y cera que cogen, piraguas y curiaras que construyen en los bosques de su naturaleza, impenetrables para los europeos, y a donde

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