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112 FUENTES PARA LA HIST ORIA COLONIAL DE VENÉZUELA holandeses y sienten en el alma ver que algunos indios salvajes, así ca– ribes como guaicas de los que viven en aquellos contornos, se vengan a poblar en nuestras misiones, pues de aquí no ha salido destacamento alguno para aquellos ríos y sé que para los pueblos de los Capuchinos catalanes han venido en estos años algunos indios de los montes, entre Cuyuní y Mazaruni, solicitados por los mismos caribes que tenemos po– blados hasta el número de cinco mil más ha de veinte años en nuestras misiones, sin saber hasta ahora que esta numerosa nación sea pertene– ciente a los holandeses, como dice Gravesand, ni menos que aquellos montes sean parte del territorio de la república, porque siempre han si– do el plantel de las reducciones de los PP. Capuchinos catalanes misio– neros de Guayana. Las dos casas guarnecidas con muchas tropas verá Vuestra Exce– lencia por la pieza número uno, que son dos pueblos de indios fundados por los Capuchinos catalanes a la orilla del Yuruari, unidos a las demás misiones y sin más guarnición que un soldado en cada uno para escolta del misionero, siendo igualmente falsa la ·supuesta proximidad a la barra– ca de la Compañía, pues dista de ellos más de setenta leguas de mal ca– mino. La toma de los indios de Moruca por los españoles consiste en que dos Capuchinos catalanes, escoltados, como acostumbran, entraron en una lancha del Orinoco al río Barima, su vertiente, a buscar los indios desertores de las misiones de su cargo y, hallándolos dispersos por aque– llos caños entre el Guayno y Moruca, territorio contiguo al Orinoco y nunca ocupado por los holandeses, recogiendo los indios, llegaron al puesto o barraca de Moruca , donde había un guarda holandés que te– nía esclavizadas tres indias con sus hijos, sacados de las bocas del Ori– noco, que así lo declararon a los religiosos, y éstos se las trajeron a las misiones sin hacer más daño a los holandeses, antes bien creyendo favo– recer al guarda del puesto, que, para satisfacer al director de Esquivo, les pidió una certificación del suceso; se la dieron compadecidos, exce– diéndose a decir que llevaban licencia mía para entrar hasta aquel pues– to, faltando en esto a la verdad porque el pasaporte que dí al patrón de la lancha que los conducía, no se extendía más que hasta las bocas del Orinoco, como consta de la pieza n . 19. El puesto de que dice Gravesand se habían apoderado los españoles cerca de un riachuelo al sur del río Guayno, entre éste y Povaron, en donde supone que la Compañía había tenido de tiempo inmemorial un lugar de comercio y puesto que dependía también sin contradicción del

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