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MISION DE LOS CAPUCHI NOS EN GUAYANA 111 a las demás naciones que libre y pacíficamente viven en los dominios del rey nuestro señor. En el Cuyuní, río que los holandeses llaman Cayoeni, no tienen otra posesión que un plantaje a su embocadura en el Esquivo, pues, habien– do querido establecerse quince o veinte leguas más arriba, el año de 1747, con una barraca y guarda para esclavizar indios de nuestro territo– rio, por medio de los caribes, luego que nuestros misioneros tuvieron seguridad de esta noticia , la participaron al Comandante de Guayana y éste les hizo desalojar de allí, el siguiente año de 1757, por un destaca– mento que quemó la barraca y trajo presos a los dos holandeses, al ne– gro y caribes que halló, con las instrucciones y relaciones originales que acreditan el infame comercio que de orden del director de Esquivo y por su vil interés hacía aquella guardia, así como lo hacen todas las demás barracas avanzadas de la colonia, sangrándonos hasta el corazón o centro de la provincia de Guayana . La pieza número 2 justifica el pormenor de esta jornada y en ella se ve que no hubo más sangre que la de los solda– dos nuestros, que fueron uno muerto y otro herido. También se prueba en la pieza número 1, que no están los holan– deses en posesión del Mazaruni ni de los demás ríos que desaguan en el Esquivo por su margen occidental meridional, y conviene desimpresio– narles este error de que proceden sus infundadas quejas, porque, corrien– do el Esquivo como corre próximamente paralelo a la costa del Océano desde las cercanías del Corentin hasta el oriente de la boca de Orinoco, todos los ríos que nacen en lo más interior de nuestra provincia de Gua– yana y llevan su dirección a la costa que media entre las bocas del Co– rentin y Esquivo , encuentran precisamente con éste que se atraviesa y los bebe. De manera que si, como suponen los holandeses, el terreno que abrazan los ríos vertientes al de Esquivo y son Cuyuní, Mazaruni, Mao, Apononi , Putara y otros menores, con sus brazos y arroyos, fuese terri– torio de la república, tendrían los extranjeros más parte que el rey nues– tro señor en la provincia de Guayana, como se manifiesta en el adjunto plano que, con la posible exactitud, he sacado para este informe, señalan– do en él con el color amarillo lo que, en mi juicio, pueden tener los ho– landeses por derecho de posesión de cualquier modo adquirida hasta hoy. El destacamento español que dice Gravesand se avanzó el año pró– ximo pasado desde el Orinoco hasta el puesto de Cuyuní y tomó muchos indios , amenazando volver para ir al río Mazaruni, tomar una partida de caribes y bajar el río dicho y allí visitar la barraca de la compañía, es sin duda algún cuento de los agentes de poitos, que por allí tienen los

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