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102 I'UENTES PARA LA HIS TORIA COLONIA L DE VENEZUELA paché, prometiéndome que volvería con su familia para ser cristianos y me refirió que había estado tres años en la Paragua comprando poitos a los caribes, y que éstos le engañaron y no pudo dar buenas cuentas a su amo, que por esto lo tuvo preso mucho tiempo: no hay caribe que no sepa esto. Las sobredichas deudas expresadas en el pasaporte de ese negro las manifiesta el hecho de venirse de Esquivo al Cuyuní, Yuruari y puer – to de la misión de Cavallapi con dos curiaras o falcas; la una era car– gada de armas de fuego, ferramenta de hachas y machetes, ropas, con otras chucherías, y de todo repartió a los indios de dicho pueblo y del Miamo y Guasipati, que por paga, decían los mismos caribes, le habían de dar indiecitos, y el Padre misionero de Cavallapi Fray José Antonio de Cervera y el de Guasipati, por orden de nuestro referido P. Prefe c– to, quitamos a los dichos caribes los rescates que les había reparti do, y los que pudimos descubrir fueron cuatro escopetas con pólvora y balas, 22 varas de holandilla fina, algunas ferramentas, espejos y otr as menu– dencias, para quitarles la ocasión de venderle indios y para afearles es– te trato. Luego que los de Cavallapi supieron que estaba preso el negro, al– gunos de ellos se llevaron río abajo la curiara en que estaban los de– más rescates sin saberse en dónde paró, y hallando el misionero en una casa del pueblo un par de grillos, preguntó a los indios de dónde los sacaron, y le dijeron que de la curiara del negro, en donde tenía muchos otros y manillas. Pienso que fue disposición del cielo que se cogiese a ese negro, por– que se impidió el daño que se urdía para la nación de indios cucuicotos, que tenemos en la banda del sur de estas misiones y están en la del norte del río Apononi, porque 15 días antes que llegase el negro en el Cava– llapi, los indios de este pueblo, Miamo, Carapo y Guasipati estaban haciendo canaletes, curiaras y grande armamento de flechas y macanas para ir a buscar, nos decían, a dichos indios para estar en misión, y lo habíamos creído , sin hacernos novedad tanta flechería porque sabemos que son valientes los cucuicotos, pero luego nos desengañamos, por – que, mirando los caribes que el negro iba pre so para el castillo y que por más que me dijesen que hacían muy mal los españoles de haberlo pren– dido porque era esclavo del gobernador, que se pondría bravo con los caribes y que nada les valía su empeño, luego pararon la fábrica de cu– riaras y todo lo demás y se estuvieron quietos y tri stes; nos causó ad– miración esta novedad y el mirar tan malas caras, hasta que se explica-

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