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En él, más que otra cosa, quiero hacer sobre todo algunas obser– vaciones y advertencias en relación con el contenido de este segundo tomo de los tres dedicados a la misión capuchina de Guayana . Los documentos que lo forman hacen referencia a los años 1760- 1785, es decir, al tiempo en que D . José Diguja Villagómez, siendo gobernador de Cumaná, lo fue también de Guayana, hasta que D. Mi– guel Marmión es designado Comandante de esta última provincia, al frente de la cual estuvo sólo los cinco años reglamentarios. Es una divi– sión un tanto arbitraria, si se quiere , pero exigida por el plan de pu– blicación. Y, en cuanto al contenido de los documentos presentados , me li– mito forzosamente a dar aquellas noticias que puedan despertar el ánimo e interés del lector y más que todo de los investigadores para que los examinen luego con detención. Los misioneros, lo mismo en Guayana que en Cumaná, Píritu, Llanos de Caracas, Maracaibo, etc., aleccionados por la experiencia, no se precipitaron en su acción evangelizadora y civilizadora; tenían pleno convencimiento de que su labor tenía que ser obra de muchos años y además llena dé dificultades. Era preciso formar primero al hombre y luego hacerlo cristiano , y para llevar a cabo esta empresa humano-divi– na, tan alta y que se prolongaría tantos años, fue preciso seguir un mé– todo organizado, que fue, ni más ni menos, el empleado en las restantes misiones, comenzando por la reducción del indio por medio de las "en– tradas" a los montes o ríos, donde aquel tenía su habitual morada. Di– chas entradas sólo podían realizarse a base de cuantiosos medios eco– nómicos. Por otra parte aquella provincia de Guayana fue considerada siempre como sumamente pobre , hasta el punto de que las primeras expediciones misioneras, tanto de Dominicos, Agustinos y Jesuitas, fra– casaron por carecer de medios materiales para subsistir. Los Capuchi– nos resolvieron ambos problemas con la formación del famoso hato de ganado vacuno. Gracias a él atendieron a las propias necesidades así como a la de los indios, sobre todo en punto de alimentación, y luego su-

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