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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 67 provincia, valiéndose de hombres que, siendo cristianos, vivían como gentiles, que habían puesto todo su empeño en informar contra los reli– giosos, "quitando la paz y sosiego entre esta reverenda Comunidad y di– cho jefe, impidiendo al mismo tiempo que se reduzcan los indios gua– raúnos de los caños del Orinoco". Agrega que varias veces habían los misioneros levantado su voz contra aquellos calumniadores, haciéndole ver la verdad, y que, "sin embargo de que él mismo ha manifestado ser nuestras representaciones muy justas y verdaderas, con todo parece que tiene los oídos y las manos quedas para providenciar órdenes favorables a nuestras justas peticiones". 18 En esos mismos conceptos insiste, como diré, el Prefecto P. Hermenegildo de Vic. La primera ocasión de alguna fricción entre el gobernador y los mi– sioneros ocurrió al verificarse la traslación de los pueblos de Santa Ana y Montecalvario de la margen izquierda del Caroní, donde no tenían tie– rras a propósito, a la izquierda, que ofrecía muchas mejores perspectivas. La cosa no pasó a mayores. Marmión dio su conformidad el 20 de abril de 1786. 19 Las cosas debieron seguir mal que bien hasta abril de 1787. Se ha– bía llevado a cabo la fundación de Cura en 1782, pero, habiendo expe– rimentado que las sabanas no eran a propósito para el ganado, se pen– só trasladarlo a otra parte, formando al efecto el correspondiente pue– blo por nombre el Angel Custodio de Coibau ( 1785). Allí se llevaron indios de varios otros pueblos.2° Pero estas determinaciones no fueron del agrado de algunos religiosos que justamente defendían lo contrario. Tales desavenencias se manifestaron sobre todo al tener lugar el Capí– tulo el 25 de abril de 1787. Marmión aprovechó esa ocasión para poner– se de parte de quienes se manifestaron díscolos y rebeldes contra los su– periores y, no contento con eso, informó de cuanto pasaba al Consejo de Indias, bastante molesto por el modo de proceder de los misioneros, de modo particular al decidir, por fin, que el hato se trasladase a Tume– remo, donde las sabanas eran excelentes para el ganado, según luego expondré. 21 18. !bid., n. 235-6. 19. V. la documentación sobre lo mismo en Archivo de la Corona de Aragón, Fon– dos monacales. - Universidad, leg. 56, tomo. 1~. 20. Cfr. las determinaciones tomadas por los misioneros sobre el particular los años 1784-1785 (STRICKLAND, 44-45). 21. Carta de Marmión al Consejo de Indias, 3 octubre 1787 (AGI, Caracas, 968).

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