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66 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA septiembre de 1780 los destinados a Guayana por los superiores de la provincia de Cataluña, no llegaron sin embargo a su destino hasta el 18 de febrero de 1784, y fueron éstos quince: PP. Tomás de Olot, Justo de Barcelona, Juan Bautista de Olot, Serafín de Arens, Francisco de Dar– nius, Luis de Castelltersol, Manuel de Castelltersol, José María de Ma– taró, Ignacio de Olot, Mariano de Perafita, Pascual de Barcelona, Ma– tías de Olot, Juan de Livia, Enrique de Puig-Reig, y Fr. Hilarión de Ta– rragona, enfermero. 15 Con los nuevos, al celebrarse Capítulo en mayo de ese mismo año 1784, eran un total de 33. Ni que decir tiene que todos ellos dedicaron los máximos esfuerzos a lograr el objetivo primordial de su estancia en Guayana, la reducción de los naturales y su conversión a la fe. No hay por qué repetir que esa labor de reducción se efectuó, como antes y como siempre, por medio de entradas que el P. Cervera, en calidad de cronista de la misión, se com– place en referir lo mismo que los éxitos conseguidos. 16 De justicia es también consignar los nombres de los que los años 1777 a 1784, en los que gobernó D. Antonio de Pereda la provincia de Guayana, rindieron sus vidas, víctimas de enfermedades y, más aún, de sus trabajos apostólicos: P. Tomás de San Pedro ( 8 agosto 1778), P. Martín de Taradell ( 26 enero 1781), P. Félix de Villanueva ( 21 agos– to 1782), P. Benito de La Garriga ( 10 abril 1783) y P. Mariano de Sa– badell (23 septiembre 1784). 5.-Pereda cesó en 1784 de gobernador de Guayana para ir a ocu– par el mismo cargo en Cumaná. El P. Cervera acota un pormenor sobre aquél, digno de atención, y es que, antes de marchar, fue a despedirse de los religiosos "en señal de la buena voluntad y buena armonía con que recíprocamente se habían portado todo el tiempo de su gobierno".17 Y lo dice para contraponer la situación de los religiosos "muy diferente con el nuevo gobernador", y el comportamiento de éste totalmente opuesto. Se refiere al sucesor de Pereda, D. Miguel Marmión, nombrado para el cargo en junio de 1784, del que tomó posesión el 7 de enero de 1785. El juicio que sobre él hacen los misioneros, es terriblemente duro y des– favorable. Durante su mandato, según escribe el P. Cervera, el enemi– go había puesto todas sus fuerzas para quitar otra vez la paz de la 15. M. DE CERVERA, me. c., n. 228; STRICKLAND, o. c., 64. 16. CERVERA, ms. c., nn. 207s. 17. Ibid., n. 234.

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