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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 63 sos. Las dio a satisfacción el P. Prefecto. 6 Aprovechó la ocasión Unza– ga y Amézaga para insinuar al P. Sabadell varios puntos que en adelante serán machaconamente repetidos por otros. En primer lugar que admitie– ra o procurara poner españoles o familias españolas en los pueblos de indios: era al parecer la consigna dada por el Consejo de Indias desde 1777, lo que efectivamente se hizo, por ejemplo, en Cumaná. También que hiciese lo posible para que aquellos pueblos de fundación antigua, fuesen entregados al obispo y, por último, que fuesen preparando a los indios para que admitiesen los corregidores. El citado Prefecto, en con– versación personal con el Capitán general, dio explicación de todo esto, agregando que si se habían perdido algunos pueblos por marchar los indios al monte, y a su vez no se había adelantado tanto en establecer otros o reconstruir aquéllos, se debía principalmente a que, no obstante tener concedida la misión una escolta de 25 hombres por cédula real (22 diciembre 1763), su número había sido disminuido a menos de la mitad. Por eso Unzaga y Amézaga ordenó al actual gobernador Antonio de Pe– reda aumentase la escolta según estaba señalado. 7 Tal orden fue asimismo comunicada al Intendente de Caracas, D. José de Avalos, que responde hará gestiones para lo de la escolta y asi– mismo para que hubiese pueblos de españoles entre los de los indios, aunque duda del éxito por cuanto no se tenía esperanza de poblado– res.8 Una cuestión que preocupaba ya <le años atrás, lo que he ido ad– virtieudo, es la del peligro de la colonia holandesa y por otra parte el me– dio de cortarles el paso sobre todo por el Cuyuní y de que fuesen por alli formando haciendas, el remedio era, como una vez más se lo propo– nfa ahora el Prefecto P. Mariano de Sabadell al gobernador Pereda, ir estableciendo pueblos cada vez más cerca de Esequivo. Por eso precisa– mente se habían decidido a llegarse hasta Cura, que estaba en la con– fluencia del Yuruari y el Cuyuní buscando sabanas para pastos del gana– do pero al propio tiempo juntando gente y constituyendo más poblacio– nes indígenas. 9 Fue la táctica seguida y aconsejada por los religiosos an- 6. Carta del P. Sabadell, Caracas, 22 mayo 1778 (AGI, Caracas, 946). 7 . Orden de Unzaga, y Amézaga, Caracas, 5 junio 1778 (AGI, Caracas, 940). Aquí se encuentra toda la documentación relativa a estos asuntos. El Consejo de Indias aprobó lo hecho por Unzaga, 4 noviembre 1779 (AGI, Caracas, 14). 8. Carta de Avalas a D. José de Gálvez, Caracas, 10 abril 1780 (AGI, Caracas, 946). 9. Carta del P. Benito de La Garriga, Altagracia, 29 octubre 1782 (STRIC·

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