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42 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA rriaga de ponet en el Cuyuní una misión de guaicas con una casa fuerte, a lo que estaban aquéllos muy animados. 10 Y más que nada, juzgaban que el medio más eficaz para ese proyecto de cortar el paso a los holandeses e igualmente a los caribes, sería ir fundando en esa misma dirección pue– blos de indios reducidos, para lo que solicitaban de Iturriga una escolta de diez o doce hombres a su disposición, pero lo mismo que aquel no se atrevió a dar un paso firme respecto de los negros levantados, tampoco a conceder la escolta pedida. 11 Los misioneros insistieron hasta última hora en esos dos puntos que para ellos, conocedores como nadie de la si– tuación, eran clave y de suma transcendencia. 12 Mi impresión es que Itu– rriaga, por miedo, no quiso comprometerse, como lo da a entender el P. Prefecto en la última carta dirigida a aquel en la que deja entrever con desilusión se les había prohibido seguir fundando pueblos por allí. 13 Mayores dificultades ofrecieron los caribes, sobre todo los que po– blaban parte de las márgenes del Caroní. Iturriaga quiso atraerlos por las buenas, labor que encomendó a su vez a Alvarado: no habiéndolo conseguido, trató de hacerlo por la fuerza y con castigos, metiendo en la cárcel a varios de ellos, incluso de los ya poblados, con la particula– ridad de que ni siquiera permitió a los misioneros ir a visitarlos. Con eso no hizo sino exacerbar los ánimos y casi incitarlos a un levantamien– to que hubiera traído fatales consecuencias. 14 3.-No obstante las dificultades expuestas, la misión seguía progre– sando. Los misioneros, aun no contando con escolta oficial, hacían con frecuencia sus entradas a la reducción de los indios y con ellos iban fun– dando nuevos pueblos o al menos aumentaban los ya existentes. Así se logró el de la Anunciación de Agacagua, iniciado en noviembre de 1753 pero que no se estableció hasta 1754; este mismo año por septiembre se estableció el de Santa Eulalia de Murucuri; en febrero de 1755, el de San José de Leonisa de Yaruari; el de San Fidel del Carapo o Carapuse, comenzado ya en 1752 pero no consolidado hasta 1756; el de Nuestra Señora del Rosario de Guasipati, en 1757; el de Avechica, en 1758, aun- 10. Carta del P. Benito de La Garriga, Suay, 22 septiembre 1758 (Archivo del Mi– nisterio de Marina, de Madrid, ms. 565, ff. 300v.-303) . 11 . RAMOS PÉREZ, o. c., 268, y carta del P. Narciso de La Bisbal, Aguacagua, 19 septiembre 1758 (Archivo del Ministerio de Marina, ms. 565, ff. 299-300) . 12. Carta del P. La Bisbal, Aguacagua, 27 agosto 1758 ( ibid., f. 297). 13. V. nota 10. 14. DEMETRIO RAMOS PÉREZ, o. c., 186; así lo indican también varias cartas de los misioneros.

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