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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 41 Expedición se mantenía en ella y como si dicha expedición estuviese fal– ta de medios; salió de nuestra misión dejando la deuda de más de 5.000 pesos y consumidos los pocos rescates que tenía", afirmando luego que hasta primeros de 1759 había continuado Iturriaga pidiendo a centena– res cargas de casabe para mantener tanta gente: "que parece que todos los trabajos, costos y empeños cayeron sobre nuestra misión". 4 Y como si eso fuera poco, al retirarse en enero de 1761, todavía al pasar por Guayana, la misión les suministró peones y cuanto pidieron. 5 2.-Alvarado continuó en la misión hasta el 4 de marzo de 1756; después de mil indecisiones, se retiraba asimismo Iturriaga el 27 de junio del propio año, mientras que el 22 de febrero fallecía en el pueblo de Caroní el famoso botánico Pedro Loeffling. 6 Si se examinan por otra par– te los beneficios o ventajas conseguidos por la misión, el balance es al– tamente deficitario. No obstante, los religiosos aprovecharon la estancia de Iturriaga para tratar con él varios problemas que interesaban sobre– manera a uno y otros. Y entre esos problemas estaba el de los negros le– vantados en Surinam principalmente. Iturriaga era partidario de aprove– charlos para lanzar a los holandeses fuera de la colonia, enviando al efecto soldados que apoyasen su actitud; los misioneros eran del mismo sentir, aunque desconfiaban del éxito.7 La realidad fue que nada se hizo. Otro punto eran los negros esclavos que lograban huir y pasarse a la misión, con intento incluso de convertirse; los misioneros fueron par– tidarios de recibirlos y procurar su instrucción; Iturriaga no dudó en con– cederles la libertad en nombre del rey. 8 Mayor problema ofrecían aun los holandeses de Esequivo, que iban adelantando sus líneas por el Cuyuní y Mazaruni, valiéndose de los ne– gros y sobre todo de los caribes para comerciar con éstos por los poitos. Aunque se había enviado al Cuyuní un destacamento de soldados que cogieron varios prisioneros holandeses, éstos seguían ganando terreno. 9 Por eso los misioneros vieron con muy buenos ojos la propuesta de Itu- 4. M. DE CERVERA, ms. c., n. 116. 5. lbid., n. 120. 6. DEMETRIO PÉREZ RAMOS, o. c., 91-2. 7. lbid., 190. 8. lbid. 9. 1bid., 268. Son interesantes a este propósito y para que se pruebe una vez más el interés de los misioneros en ese asunto, las cartas del P. Benito de La Garri– ga a Félix Perreras, Suay, 9 junio 1758, y las del P. Narciso de La Bisbal, que lue– go indicaré (AGI, Caracas, 258).

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