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34 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA bre de San Miguel del Palmar. 26 Además, según el P. Benito de Moya, en noviembre de 1747, se efectuó la reconstrucción de Unata, que tam– poco esta vez subsistió, siendo incendiada por los caribes a los dos años. 27 Y en el propio año 1747 se reunieron bastantes caribes en los sitios de Miamo y Tupuquén con ánimo de poblarse, iniciando sus labranzas y se– menteras, pero sólo se formó pueblo estable con los de Miamo en enero de 1748 con título de Nuestra Señora de Monserrat, mientras que los de Tupuquén, también poblados en febrero de 1748, huyeron al monte a los dos años. 28 Casi idéntica suerte corrió el de Curumo, formado de indios caribes pero también despoblado al año y medio. 29 Por eso, ante tales hechos, no muy consoladores por cierto, el P. Benito de Moya elegido una vez más Prefecto en 1747, escribía al rey en mayo de 1749 para pedirle que, en prevención de nueva invasión de los ingleses, hubiese en Guayana un gobernador fijo; además, que, tenien– do en cuenta que los soldados existentes no eran suficientes para escol– tar los misioneros y resguardar los pueblos de misión, fuesen enviadas 12 familias catalanas más otras 30 que serían colectadas de las provin– cias próximas para constituir con ellas un pueblo que llenase los expre– sados fines; finalmente, que les remitiesen seis religiosos más. 30 La falta de los mismos era patente si se tiene en cuenta que, al cele– brarse Capítulo y ser elegido Prefecto en 1750 el P. Angel de Olot, eran en total once misioneros. 8.-En ese año, justamente el 17 de octubre, domingo, tuvo lugar un levantamiento de los caribes, que fue por otra parte organizado y di– rigido por los holandeses. El golpe debía efectuarse un día de fiesta y a la hora de la misa, y así se hizo. Los indios de los pueblos de Cunuri, Curumo, Tupuquén y Miamo, que eran de nación caribe, acometieron en esa fecha y ocasión a los soldados y otros indios pacífícoos, causando la muerte de varios; uno de los misioneros, al que ya habían aprisiona– do, se libró gracias a la valentía de un soldado; luego destruyeron y que– maron todo, huyendo después al monte. Testigos presenciales pudieron 26. lbíd. 27. lbíd. 28. Ibíd. 29. Ibíd. 30. Carta del P. Benito de Moya al rey, Guayana, 22 de mayo 1749 (AGI, Cara– cas, 391 ).

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