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CAPITULO II GUAYANA, MISION DEFINITIVA 1. Nuevos intentos de misionar en Guayana. - 2. Paso definitivo y prime– ros pueblos fundados . - 3 . Solución del problema económico. - 4. Progresos y dificultades: más poblaciones misionales. - 5 . Un obispo francés en Gua- yana: visita del de Puerto Rico. - 6. Estadística de un decenio. 1.-Uno de los misioneros, P. Tomás de Barcelona, escribía en 1693 a los superiores de la provincia de Cataluña que, de seguir así las cosas, en 20 años los indios de Trinidad estarían totalmente reducidos y cate– quizados y podrían los religiosos marchar a Guayana que era su meta deseada, a donde se dirigían por otra parte las cédulas del rey. 1 Parecía obvio que ahora, una vez erigidos los pueblos misionales de la isla en doctrinas o parroquias, aceptasen las insinuaciones del obispo y del gobernador de dirigirse efectivamente a Guayana. Sin embargo no fue así. Habían visto por experiencia que cuantos allí habían trabajado se vieron obligados a retirarse por enfermedad, mientras otros dejaron en aquellas tierras hechas jirones sus vidas. Por eso se negaron y prefi– rieron regresar a España no sabemos con qué intenciones. Desde luego no a descansar y desistir de su intento. Tal vez les movió a obrar así el deseo de liberarse definitivamente de quedar en Trinidad y tener que aceptar el cargo de curas doctrineros. Lo cierto es que los cuatro últimos en abandonar la isla, PP. Igna– cio de Vollfagona, Prefecto, Raimundo de Villafranca, Severo de Barcelo– na y Ambrosio de San Julián se dirigieron primero a la Martinica para desde allí emprender viaje a España. Las Actas capitulares de los Capu- 1. Carta del P. Tomás de Barcelona, Trinidad, 4 julio 1693 (Relación de la misión apostólica . .. , ms. c., capítulo XIII).
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