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12 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA turales, realizada por medio de entradas a los montes, llevadas a cabo por los propios religiosos solos o acompañados de soldados u otros indios. Otro tanto sucedía cuando éstos se volvían a los montes por fútiles pre– textos, o marcada rebeldía. Se añadía el mal trato que los encomenderos daban a los naturales, teniendo los misioneros que salir a defender sus derechos, lo mismo que protestaron incluso ante el gobernador por los trabajos a que se les obligaba. 32 Digno es de alabanza además el procedimiento que observaron para la enseñanza de la fe v doctrina cri!,tiana, siguiendo en un todo las orde– naciones de los superiores y las que ellos mismos se fueron dando en las reuniones capitulares. entre ellas la de que se tuviese un Catecismo co– mún y general, comouesto por ellos en lengua naparima y que se enseñaba mañana y tarde, así como a los niños se daba esa misma enseñanza tam– bién en castellano. 33 Compusieron aparte una gramática también en len– gua naparima 34 y uno de los gobernadores, Bartolomé de Aldunate, re– conoce más tarde, en 1732, que los Capuchinos catalanes se imponían pronto "en la lengua del país por las luces que hallan en los trabajos de los Padres antiguos que les han dejado cartapacios para el confesionario, predicación y doctrina" . 35 6.-Como ya indiqué, esta misión tuvo una doble vertiente: la isla de Trinidad, donde su historia fue brillante y de sorprendente éxito, y Guayana. A esta provincia fueron destinados, a poco de su llegada a tierras americanas, en septiembre de 1687, estos otros misioneros que for– maron parte de la primera expedición: PP. Arcángel de Barcelona, To- 32. Esto así como los roces habidos ya entre los misioneros y el gobernador quedan reflejados en el contenido de la cédula dada en Buen Retiro, 10 junio 1696 (AGI, Caracas, 318). 33. Cfr. lo que sobre esto dice la Relación de la misión apostólica . .. ms. c., parte segunda, cap. VIII; en eso mismo coincide el P. Vic en su manuscrito citado Primera parte de las misiones .. . , ff. 19-26. 34 . En los diversos inventarios hechos por el gobernador de Trinidad de todo cuanto dejaron allí los misioneros, en los que figura cuanto había en las igle– sias que éstos tenían e igualmente de cuanto había en sus casas, llena la aten– ción los interesantes libros, tanto de teología, derecho, predicación y hasta gra– máticas de distintas lenguas, entre otros un manuscrito de la lengua naparima, que sin género de duda fue compuesta por los propios religiosos (AGI, Santo Domingo, 677). 35. Informe de Bartolomé de Aldunate al rey, Trinidad, 18 abril 1732 (B. DE Lo– DARES, O.F.M. Cap., Los Franciscanos Capuchinos en Venezuela, II, Caracas, 1930, 193-4).

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