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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 9 Barcelona y José de Seva más los Hnos. Fr. Angel de Llevaneras y Fr. Silvestre de Montargull. Y así, tan sencillamente pero con la mayor rapidez, dio comienzo en la isla de Trinidad y entre los indios naparimas la labor evangeliza– dora de los Capuchinos catalanes, realizada en estos primeros años por los ocho citados religiosos. Los cuatro restantes marcharían a Guayana para dedicar sus afanes a la conversión de los indios allí poblados, según expondré. Parando ahora la atención en la isla de Trinidad, tan bien debieron continuar las cosas, que el gobernador informaba en marzo de 1688 al rey, diciéndole que, no contentos los religiosos con 2quellos tres centros es– tablecidos, ya proyectaban la formación de otros dos: en Cocos y en Mo– ruga.23 Así debía ser puesto que todas las cartas así de los Prefectos como de los particulares, escritas en esos primeros años, respiran gran opti– mismo: los indios se reducían con facilidad y prontitud, se aplicaban con interés a la doctrina, después de instruidos recibían de buena voluntad el bautismo, etc. 24 De tal modo que el P. Tomás de Barcelona, en carta del 4 de julio de 1693, dirigida a los superiores de Cataluña, les mani– festaba que, de seguir así, a los 20 años los indios se encontrarían en dis– posición de ser entregados al obispo para que éste pusiese en los pueblos fundados sacerdotes seculares. 25 Y así fue efectivamente. En plan de aceleración y asimismo por requerimiento del gobernador Sr. Roteta se fueron fundando estos otros pueblos: el de los Cocos, en 1689, que tuvo por titular a San Francisco, pero que sólo perduró un año a causa de haber muerto casi todos los habitantes víctimas de una epidemia; el de Mallara que subsistió hasta 1697-1698, año en que se trasladó al extremo de la isla, los Arenales, y que llevó el mismo título de San Francisco, donde los indios, el uno de diciembre de 1699, dieron muerte a tres religiosos misioneros, al propio gobernador y a otras varias personas, con lo que se extinguió; asimismo a principios de 1691 e igual– mente al extremo de la isla y próximo al mar se inició el de San José de Carie.ro, el que en 1697 fue asaltado por los indios guaraúnos, que hi– rieron y dejaron por muertos a los dos misioneros que allí había, P. José 23. Carta del gobernador D. Sebastián de Roteta, Trinidad, 14 marzo 1688 (AGI, Santo Domingo, 641). 24. Cfr. copias de varias en Relación de la misión apostólica, parte segunda, cap. VIII y IX. 25. Dicha carta se copia asimismo en la Relación mencionada, parte segunda, cap. XIII.

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