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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 371 misiones y las de Píritu, además de hallarse ya muy minorados por los varios pueblos que se han reducido y fundado de esta nación, con el trán– sito por el Orinoco de la Real Expedición de Límites se les ha puesto te– rror y están más quietos y fáciles de reducir, por lo que era al presente el tiempo más oportuno de adelantarse las misiones a nuevas reducciones, a lo que les imposibilita el hallarse todas con falta de misioneros; pero éstas de Guayana tienen, además de esto, un estorbo muy difícil de ven– cer, y es la cercanía en que se hallan ya de Esquivo, pues los pueblos más internados de estas misiones dicen estar a dos o tres jornadas de Es– quivo y uno de ellos en la ribera del río Yaruario que entra en el mar en Esquivo ya muy crecido. Es Esquivo ciudad y colonia de los holandeses, con quienes los ca– ribes tienen amistad y trato, y la principal granjería es que los caribes cogen indios pequeños, hombres y mujeres, y los llevan a Esquivo, don– de, por poco precio los venden por esclavos, y son muchos los indios que en Esquivo hay de esta nación. Los caribes, si hallan resistencia pa– ra llevarse los niños, matan a los grandes, y por esta razón a un pueblo de misión han destruido. Junto con los caribes navegan los holandeses y se internan muy adentro de tierra ya por el Orinoco, aunque al presente por este río son pocos y con mucho riesgo, y también por el río Yaruario en embarcaciones pequeñas. Los holandeses por conservar este trato de indios esclavos y el ocultarse y disimularse caribes en las embarcaciones por los ríos, instan y persuaden a los caribes a que no consientan que los reduzcan a población, y por eso los que tratan en Esquivo, son irredu– cibles, y aun perjudiciales a los ya poblados, pues con facilidad los per– suaden a que desamparen el pueblo y se vuelvan al monte. Hace mucha falta a estas misiones la escolta de soldados o un pue– blo de españoles que en su frontera se fundase para el resguardo de ellas. Pero sobre todo lo que parece sería remedio universal de todos los da– ños era hacer un fuerte sobre el río Yaruario, cercano a Esquivo, con guarnición suficiente a impedir las entradas de los holandeses tierra aden– tro y la comunicación y trato de los caribes con ellos, en especial el que les lleven indios cautivos, y si la guarnición de él se pusiese de soldados casados, y en adelante se reemplazase con los que se pretenden casar, en pocos años se formaría una ciudad, pues estas misiones, asegurado el tránsito, podrían abastecer de comestibles a esta guarnición. Bien cono– ce el obispo se sale en este pensamiento fuera de su propósito, pero el amor y fiel deseo del mayor servicio de Vuestra Majestad se lo ha hecho expresar y, si no mereciese aceptación, es digno de indulgencia.
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