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370 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA rio contemplarlos para mantenerlos, y en Guayana no hay quien se apli– que al trabajo sino los indios, por lo que salen peonadas también para particulares y en éstas pudiera ponerse alguna moderación. Aquí los jor– nales se pagan menos mal que en otras partes, porque esta cuenta se ha– ce con los Padres misioneros, pero hay la costumbre, y es peculiar, de no pagarles más jornal que tres cuartillos por día y es demasiado corto. Como el mejor peonaje se ocupa en obras reales a beneficio de la real ha– cienda, se introduciría esta costumbre, pero se valen de ella también los particulares que piden peones y todos pagan con solos tres cuartillos el jornal de un día. Sobre esta materia de jornales de indios dejó el obis– po en la visita de Guayana mandados los dos capítulos siguientes: 1 ~ - "Que por cuanto las peonadas de indio que acostumbran traer– se a esta ciudad por veinte días y en éstos ocurren fiestas de precepto de no trabajar los indios, y éstos piden el jornal íntegro de los veinte días, declaramos no se les debe, pues no deben trabajar ni los pueden ganar en los días de fiesta". 2~ - "Y por cuanto tampoco por un día de fiesta intermedio pue– den restituirse a sus casas, y menos los que son pueblos de muchas le– guas de distancia, que son los más, es de obligación de los que llevasen peones darles el sustento y ración en los días de fiesta en la misma for– ma que los que trabajan. Mandamos que el indio que por indisposición u otra justa causa no cumpliese los veinte días o los que hubiese ajustado de su trabajo, se le haya de satisfacer y pagar íntegramente el jornal de– vengado por los días que trabajó, y aunque juzgamos que en la dismi– nución del jornal de los indios a menos del real, que por leyes está esta– blecido, padecen agravio y vejación, reservamos su remedio, si lo hubiese, para otra providencia". Estas misiones parece tienen buena proporción para extenderse en pueblos porque se cree hay indios abundantes infieles más cercanos que en las otras, en especial en los montes que se dilatan por la ribera del mar, que es al oriente de ellas, y aun parece sería útil se extendiese por estos terrenos. Los misioneros trabajan con aplicación y fervor pero se hace preciso aumentarlos, a lo menos con ocho religiosos, pues de los diecisiete que eran al tiempo de la visita, ha muerto uno, otro es lego y otro, por muy anciano, se halla ya inmóvil, y así sólo quedan los pre– cisos para los trece pueblos que asisten con la Guayana, y el Prefecto que por su empleo no puede tener residencia estable. Los indios caribes que han causado mucho daño y atraso en estas

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