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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 369 misiones de Píritu; de modo que no han pasado del río Caroní a la banda del poniente; son misiones modernas establecidas a principios de este si– glo y costó mucho el establecerse y hacer asiento, pues por dos veces cuasi llegaron a extinguirse los misioneros por falta de con qué mante– nerse, porque el situado lo han cobrado siempre mal y con atraso; de mo– do que aseguraron los misioneros al obispo que actualmente se les debía de atrasos de situado veinte y siete mil pesos. El país era muy desamparado, pues no hay en él otro pueblo de es– pañoles que la ciudad de la Guayana, y ésta ha tenido sus tiempos de des– poblado y aun ahora es bien pobre. Convencidos con las experiencias de que no podían subsistir sin algún subsidio humano, juntaron algunas re– ses vacunas -es voz indubitable que el mayor número se las dieron de limosna los misioneros de Píritu-, y con su buen cuidado y economía se han aumentado tanto que del hato de estas misiones se proveen los misioneros y sus indios y a éstos con más abundancia que en otra misión, y se abastece a un la misma ciudad de la Guayana, a la cual los pueblos de indios abastecen de todo lo comestible. También doce pueblos de misión, todos bien fundados y algunos lu– cidos, y en ellos más de tres mil y trescientos indios y principio de fun– dación de otro, y han tenido algunos más que se han destruido por epi– demia de viruelas y por sublevación, movidos de los caribes de cuya na– ción tienen varios pueblos. Todos los pueblos se están aun de misión, no obstante que los pri– meros se fundaron ya el año de setecientos veinticuatro y setecientos vein– ticinco, y la mitad de ellos tienen cumplidos los veinte años de fundación; eso no obstante es creíble fuese perderlos si se intentase poner corregidor ni aun doctrineros extraños, porque los indios están con mucha adhe– sión a los Padres, y de verdad en el cuidado que ponen de ellos, parece aventajar a los otros misioneros. Si se quisiere imponerles tributo, como parece razón hacerlo en los antiguos, al obispo le parece sería la mejor providencia encargar su cobro a los mismos misioneros, pues en la forma de gobierno que practican con los indios, nadie más fácil e insensiblemen– te lo cobraría que el cuerpo de la misión. También los indios de estas misiones se quejan de demasiado tra– bajo, y de verdad cree el obispo sea así, pero consiste en que los tra– bajos de la Guayana con los castillos y fuertes que se han hecho, son muchos. Los pueblos de indios que acuden a ellos, son menos de la mi– tad, por estar unos muy distantes y otros ser de caribes, que por lo co– mún repugnan mucho el trabajo y son malos trabajadores, y es necesa-

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