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MlSION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 363 126 Carta del Prefecto P. Benito de La Garriga en que expone los atropellos cometidos por los holandeses de la colonia contra los indios de misión y otros (Suay, 9 junio 1758). - Copia (AGI, Caracas, 258, "Testimonios operados sobre dos holandeses aprisionados en el río Cuyuní", f. 1). Señor Don Félix Perreras. Muy señor mío: Habiendo los caribes del monte matado al capitán y su compañero de los indios de la nación guaica, que con su gente for– maba su pueblo, con buenos principios y esperanzas de grandísimo fruto, en las riberas del río Supama, en el sitio de Avechica, queda esta hora perdido aquel pueblo porque al motivo de aquella muerte se han reti– rado otra vez al monte dichos guaicas, y, como de dicha nación haiga también en las misiones de Yuruario, claman muchas veces para irse a tomarse venganza. Pero con su prudencia me avisó el Padre de dicha mi– sión de estas novedades, y que los detenía con sus razones y, temiéndo– me peor desgracia, para precaverla supliqué al señor comandante Don Juan Valdés se sirviese de dar orden a vuestra merced para que, como tan práctico e inteligente, con bastante experiencia de indios, le diese las órdenes necesarias para pasar a tierra dentro, a fin de averiguar y saber el motivo de aquellas muertes, y, si fuese posible, hasta saber los nombres de los agresores. Ejecutó vuestra merced las órdenes del señor comandante, pasando a hacer las pesquisas, y averiguó vuestra merced, según relación que se sirvió vuestra merced hacerme de las diligencias, que, habiendo estado hasta las misiones de Miamo, Carapo y Yuruario, había bien averiguado a mediados de mayo, año pasado, que a su mujer la llevaron a vender a Esquivo: hasta que los matadores fueron unos caribes sublevados del pueblo de Tupuquén del año de cincuenta, man– dados por el indio Cayarivare, alcalde que lo era de dicho pueblo de Tupu– quén, y de los principales matadores de la sublevación, y dichos agreso– res se mantenían tierra dentro en el río Cayunis y en la misma boca del río Corumo, que entra en dicho río, y vivían junto con unos holandeses de la colonia de Esquivo, haciendo el comercio de la compra de poitos, y se los conducía allí, y que la principal causa de haber matado a dicho capitán fue porque éste se poblaba en dicho sitio de Avechica y con esto les cercaba el paso del río Usupama, impidiéndoles de pasar sin ser des– cubiertos. Enterado vuestra merced de estas noticias y ya de palabra y ya

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