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344 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA nio del buen tratamiento que se da a los indios que se pueblan, cogen uno o más soldados de la guarnición de Guayana, que están de escolta en las misiones, y, bien informados del camino y asegurados de armas blan– cas y de fuego, se entran en los sitios donde estén arranchados, según su estilo, las familias, y con aquellos regalos y buenas palabras, procuran convencerles el entendimiento para ganarles la voluntad. Unos cogen más frutos que otros, pues la primera entrada sólo sirve de preliminar y es necesario repetir varias veces la jornada, según es el carácter más o me– nos bárbarr de la nación. Viendo el año 1734 las creces que tomaba el ganado mayor que hasta entonces estuvo en la misión de Suay desde el año antecedente de 1725, dispusieron trasladarle y formalmente reducirlo a un hato, como hoy subsiste, con título de la Divina Pastora. Este pueblo que es uno de las misiones, se compone de un competente número de vaqueros que con sus mujeres y familias forman el pueblo de cuarenta vecinos. El Pa– dre presidente y su compañero gobiernan toda la mecánica y tienen un mayordomo no indio con su sotomayordomo, que directamente cuidan y deben asistir con su vigilancia a todas las operaciones del hato. El ca– pitán, teniente y demás individuos de justicia son para corregir y castigar los delitos de los indios, esto es, vaqueros, y a las guarichas sus mujeres, con lo cual se logran todos los fines de una buena economía. Estos indi– viduos vaqueros, por la asistencia al cuidado del ganado, quedan impo– sibilitados a trabajar sus labranzas para tener el casabe e ir a caza y pesca con que se mantienen. Observan los Padres la debida justicia de mante– nerlos de un todo, pues al toque de un tambor vienen todos a tomar su ración de carne; y, por lo que mira al casabe, en el tiempo oportuno para tumbar, -éste es el término--, las labranzas, que es cosa privativa de los hombres, traen de otras misiones los correspondientes jornales, pagan al estilo de la tierra y después hacen la siembra y demás oficios del cam– po las guarichas, mujeres de los propios vaqueros. Asimismo proveen a ésto de las demás cosas precisas, como guayuco, cuchillos, hachas y ma– chetes, que podían ellos adquirir como los demás indios de las misiones, si trabajasen todo el año a beneficio propio. Viéndose los Padres precisados a hacer una buena economía y que era indispensable comprar caballos y mulas tanto para el uso de los va– queros como para el particular de los religiosos, asunto de mucha im– portancia por el dispendio anual, proyectaron y pusieron en práctica otro hato que llaman de la yegüera con caballos y burros hechores, que dista cinco leguas del hato, con cuyo arbitrio remediaron este costo inconve-

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