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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 325 genes del río Orinoco por esta parte, y la de los catalanes que empieza en la Guayana, en la otra banda desde la misma margen del río Orinoco para apartarse de ella, esforzando el aumento de sus fundaciones y con– versiones a la tierra dentro; por lo que parece preciso que a cada co– munidad se le consideren separadamente el número de religiosos misio– neros que necesite o los que sean del agrado real de V.M., en el supues– to de que una comunidad no sirve a la otra, aunque le sobraran algunos religiosos, que sucederá muy rara vez. El cuarto y último artículo de su instrucción contiene pedir los atra– sos de sus limosnas, sobre que, siendo tan propio de la real piedad de V.M. concedérselo, no me queda a mí que representar en este asunto a V.M., cuya católica real persona guarde Dios muchos años como toda la cristiandad ha menester. Cumaná y septiembre, 10, de 1751. Señor: Don Diego Tabares ( firma y rúbrica). 113 Memorial del Procurador general de misiones P. Francisco de Vegel en el que expone las necesidades de la misión de Guayana y pide pronto remedio (1752). - Original ( AGI, Santo Domingo, 644) . Señor: Fray Francisco de Vegel, religioso capuchino, Examinador teólogo de la Nunciatura de España y por Vuestra Majestad Procurador general de las misiones que su sagrada Religión tiene en las provincias de las Indias Occidentales, en nombre de (las de) Guayana y Cumaná y con orden del Provincial de Andalucía, Comisario general de las misiones, con el más profundo debido respeto ante V.M., dice que, habiéndose sublevado el día 17 de octubre del año pasado de 1750 cuatro pueblos de caribes que tenían poblados los Padres misioneros de Guayana, en cuya conjuración los referidos indios caribes quemaron los pueblos, dieron muerte cruel a los cristianos que residían en dichos pueblos, conviene a saber, tres soldados, tres hijos del uno, dos milicianos , y mal heridos seis, y en la misma conformidad hubieran muerto a un religioso que ya te– nían apresado bárbaramente si no le hubiera defendido un soldado mili– ciano. Después de estas atrocidades los referidos indios se retiraron a las

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