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324 FUENTES PARA LA I-USTORIA COLONIAL DE VENEZUELA y barbaridad de los indios caribes, resultando todo en honra y gloría de Dios y muy especial servicio de Vuestra Majestad. En el segundo punto de su instrucción, en que le encargan pida a V.M. que separe de la jurisdicción de esta provincia a la de Guayana, no lo considero por ahora del servicio de V.M., sino muy opuesto, por– que el estado y adelantamiento de aquella ciudad, castillos y misiones que tienen, se le deben al calor, fomento y providencias de este gobierno desde que se agregó a él, y, si se le separa, volverá a la decadencia y infeli– cidad en que estuvo cuando se agregó a este mando. Por lo que, aten– diendo a el mejor servicio de V.M., debe continuar la provincia de Gua– yana incorporada a ésta hasta que se perfeccionen las fortalezas que es– tán allí proyectadas, y resuelto por V.M. que se ejecuten y que los pue– blos antiguos de misiones se pongan al tributo que deben pagar, y la ciudad de Guayana aumente su vecindario de españoles, lo que empezará a conseguirse sí la piedad de V.M. por ahora manda que vengan veinti– cinco familias a establecerse allí, del paraje donde lo tenga más con– veniente, y aumenta las veinte plazas de soldados a la guarnición de los castillos. Los ocho religiosos que lleva encargo de pedir y contiene el tercer artículo de su instrucción, son precisos porque de los doce que existen, el uno es lego y los dos muy ancianos, y los nueve que restan, se ha– llan empleados todos separadamente en sus institutos y pueblos de mi– siones establecidas. Y, para fundar otras y suplir por los que enferma– ren, es inexcusable que se les concedan los ocho religiosos que piden para que se incorporen en la comunidad de misioneros capuchinos cata– lanes de la provincia de Guayana, pues, aunque V.M. concedió dieciocho a la comunidad de Capuchinos aragoneses, que aun no han llegado todos, y evangelizan éstos la provincia de Cumaná, por estas cercanías, están estas conversiones más de cien leguas distantes de las de los catalanes de la Guayana, y no han llegado ni llegarán con las suyas en muchísimos años a las márgenes del río Orínoco por esta banda, que es hasta donde se extiende su jurisdicción, así por la grandísima distancia a que están, como porque en el intermedio tienen ríos muy caudalosos, como el Gua– rapíche y otros, en cuyas islas y márgenes hay todavía mucho número de indios por reducir, y en la isla de la Trinidad de Barlovento también, en lo que, por falta de operarios misioneros, caminan lentamente y en nin– gún tiempo puede servir de auxilio la una comunidad de Capuchinos aragoneses a la otra de catalanes, porque giran tan opuestamente, como que la primera todo su anhelo es llevar sus conversiones hasta las már-

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