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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 313 que no resisten el santo Evangelio, cuyas luces necesitan ministros que se las administren para venir al sagrado gremio de la Igelsia. Y, habién– dose visto en el Supremo Consejo, con lo que dijo vuestro fiscal, se sir– vió V.M. de mandar que yo informe sobre la referida instancia lo que se me ofreciere y pareciere, y que lo ejecute puntualmente para tomar V.M. en su vista la providencia que más convenga, con cuya deliberación se me despachó vuestra real cédula, fecha en San Ildefonso, a 2 de octubre de 1744, y en su cumplimiento debo informar a V.M. que, habiendo visita– do el año de 1742 la provincia de Guayana y todos los pueblos de sus misiones, dí extensa ~uenta a V.M. con los autos que también he dupli– cado de su estado y consistencia, a que acompañé mi consulta de 30 de septiembre de 1743, y por uno y por otro parece se hallaron siete pue– blos ya fundados con copia numerosa de almas convertidas, crecidos ve– cindarios y loable instrucción y gobierno de los ministros espirituales, de los cuales se hallaron existentes ocho, a que se han añadido dos que se hallaban fugitivos con intento de volverse a Europa, y el uno de ellos ya en Martinica, a cuyo virrey exhorté para su detención, y se consiguió reducir ambos a su comunidad en que permanecen con quietud y buen ejemplo, a saber: Fray Atanasia de Olost, en la fundación de panacayos, y Fray Buenaventura de Gerona, en el pueblo de Caroní. Y oficiando la citada visita se concedió fundación a la nación de indios panacayos que ya tenían reducidos, la cual ha tenido efecto, aun– que ha sido necesario proveerlos de escoltas por la oposición con que han intentado destruirla los indios de la nación caribe; empero parece segura su permanencia por ser la nación de panacayos belicosa y valero– sa que resisten, defendiendo su antemural población; y aun, a no habérse– les negado por su corto número de gente de armas el hacer guerra a su enemiga nación caribe, la hubieran continuado, y se les contiene a sólo la defensiva por no convenir al presente otra cosa, antes de fundarse, ful;!– ron en guerra enteramente derrotados los panacayos por los caribes con pérdida de más de ciento de los panacayos, y quedando tan corto nú– mero en los que se han poblado, aunque continuamente solicitan las sa– lidas a hacer guerra, no se les permite. De los expresados religiosos se ha proveído uno que en la ciudad y castillo de Guayana, por fallecimiento de Fray Antonio de Vique, ejerza de párroco interino con nominación del real patronato y nombramiento ordinario del Juez eclesiástico, como lo servía su antecesor, con la li– mosna asignada de cien pesos al año, que se les satisfacen sobre el situa-

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