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308 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA como cuchillos, tronipas o sinfonías, peines, cuentas, cascabeles, anzue– los, etc. Si el religioso va de paz, basta la licencia del R.P. Prefecto; si va de guerra, esto es, que haya de llevar algunos soldados y gente blanca, es menester la de los Conyúdices y gobernador junto con la del M.R.P. Prefecto. 3'? - Cuando por el Capítulo o por otro acaecimiento se ofrece ha– ber de mudar a algún religioso de una misión a otra, sólo se lleva las cosas de su pobre uso, de las cuales tiene hecha la desapropia en las vi– sitas del R.P. Prefecto, como tabaco, libros necesarios y demás utensi– lios, como se usa en la provincia; y si algún religioso en alguna misión tiene algunos frutos y carece otra y tiene necesidad, se socorren con li– cencia del R.P. Prefecto sin interés alguno. 4'? - El P. Procurador que está en la casa de la procura, tiene cui– dado de proveer a los religiosos de hábito, sandalias, papel, plumas, etc., y si es cosa extraordinaria, no se hace sin licencia del R.P. Prefecto, co– mo pagarle carpinteros, clavos, etc., como se dice arriba. También da el Procurador vino y cera para las misas; algunas veces, si se puede agen– ciar algo, se les reparte a los religiosos algún regalillo, como galletas o bizcochos para colaciones, un poco de aguardiente para alguna necesidad, algunos cuchillos para los indios. Nuestra práctica es: cada año a los Presidentes de los pueblos darles tres docenas de cuchillos, o cinco, cua– renta o cincuenta varas de coleta, dos azadones, dos capuranes y dos ha– chas; sirve para socorrer algún indio que lo necesita y para vestir a los cuatro o seis muchachos que sirven al Padre en la cocina e iglesia, por– que no se permite para nada a mujer ninguna para servir al Padre, y es– to con mucho rigor. El cacao, sí lo muelen pero de puertas afuera. Estas no van a casa del Padre para entrar adentro solas; acompañadas sí pero no al aposento del Padre, sólo al zaguán y ordinariamente va con ellas al– gún indio. Todo esto para cumplir el precepto formal de obediencia, que hay puesto en las Ordenaciones generales de Indias. Si se ha de hablar cosa secreta con ellas, es en parte pública o en la iglesia, puertas abier– tas y un indio oficial a la vista, apartado. 5'? - El Padre misionero visita todos los días de paso todas las ca– sas de los indios para ver quién está enfermo, quién parió, quién falta en las casas, si se fue alguno con licencia, y siempre se halla alguna no– vedad. Un poco antes de amanecer toca un muchacho todos los días las Ave– marías. El misionero, con los muchachos que tiene en casa, reza las le– tanías mayores o menores, lee un punto, hace oración mientras los mis-

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