BCCCAP00000000000000000000219

208 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA por fundarse las casas sobre las mismas lagunas, y se llevarán los que quedasen más remisos en la Trinidad, con los cuales de ordinario for– man guerras, como aconteció cuando pocos años ha mataron muchos domésticos de la isla y entre ellos dejaron asaeteados y por muertos a los Padres misionarios Fray José Francisco de Barcelona y Fr. Gil de Villa– mayor, hiriéndoles gravemente con los cuchillos y macanas. Y sobre todo el que se apoderaran de dicha isla de la Trinidad, provincia de la Gua– yana y el Dorado. Y aunque por parte de éstos no sucediese, la dicha pér– dida acontecerá por la de los holandeses que tienen la vecindad con tres poblaciones llamadas Berbís, Esquivo y Suninama (sic). Y sobre evitarse estos referidos y otros inconvenientes, hay las razones de congruencia, de que en esta isla de la Trinidad tienen los misionarios todos los orna– mentos, campanas, cálices, crismeras y demás cosas precisas y necesarias, sin que la real hacienda de V.M. tenga otros costos que su viático, avío y entretenimiento. Todas las cuales razones pone el suplicante en la piadosa y real consideración de V.M. para que se sirva de mandar determinar lo que fuere servido en la dirección de los misionarios a cualquiera de las dos provincias, para lo cual, como dicho viene, están prontos y resigna– dos, presupuestos los necesarios e inexcusables medios que tiene pre– venido. 6. - Que las encomiendas de aquella isla de la Trinidad se agreguen al patronato real en la conformidad que se ejecutó con las de Cumaná, por cuanto los encomenderos no tienen título de justicia ni derecho al– guno que pueda sufragarles para gozarlas, estando al tenor de las leyes de V.M. que las concede porque por este derecho se les impone que ha– yan de traer del monte los indios, poblarlos, domesticarlos, instruirlos y educarlos en nuestra santa fe católica, y ningún título de éstos milita de parte de los encomenderos por haber adquirido esta posesión y pri– vilegio sin arriesgar las vidas en las entradas en el monte para cazar y ex– trañar los indios de aquellos desiertos, como lo ejecutan los misionarios, sino con otros modos que no pueden adjudicarles derecho alguno. Y lo que más es para llorar, que se mantienen en un modo gentílico más lasti– moso que el que antes tenían en su bárbara libertad, estando en ésta mezclados con la pluralidad de mujeres que elige propensos y libres pa– ra todo género de vicios, sin más sujeción que sus inclinaciones. Y lo que más lastimoso es que acontece pasarse muchos años sin gozar del fruto de los sacramentos ni oír misas por falta de pastor que los dirija. Y tan imposibilitados de este beneficio, que habiendo estado el obispo en aquellos parajes, solicitó ponerles cura doctrinero y no pudo dar curo-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz