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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 203 Pensamos haber hecho de nuestra parte todo lo posible para cum– plir nuestro ministerio, haciendo la voluntad de Dios, del rey y de nues– tros superiores que siempre nos han clamado no admitiésemos el encar– go de curas . Ya, pues, que no podemos hacer más de lo que habemos hecho, preciso es que el ir a dar cuenta a los superiores y al rey nuestro señor en su Real Consejo de todo lo obrado en testimonio, y fiamos que nuestro hecho se dará por bien hecho. Años hace que estamos diciendo que nos iremos desamparando las misiones: tiempo hace que decimos que, si no llegan presto los curas, nosotros nos vamos: tiempo han teni– do, pues, les hemos dado más tiempo de lo que pide el derecho. Pues ya es tiempo de que nos despidamos, y así todos a un tiempo nos despedimos y nos embarcamos. Aquí le encargamos se apiade por Dios de las lágri– mas y sentimientos con que dejamos desamparadas esas 1.200 almas re– dimidas con la sangre de Jesucristo, y, si no quiere apiadarse de nues– tros sentimientos, apiádese si quiere del desamparo de estas pobres al– mas: que al encargo de V.S. las dejamos. Los indios que entregarán ésta, pondrán en manos de V.S. las lla– ves de todas las misiones bajo de las cuales queda recogido cuanto se ha podido recoger para que no se pierda, y quedan las misiones del mismo modo que V.S. y su S. Ilma. las vieron, y del modo que las han visto muchos a nuestra propartida. La plata que hemos conseguido del rey nues– tro señor, se queda toda puesta en su propio lugar y asimismo todo lo demás: sólo nos llevamos la que nos ha parecido ser del Sumo Pontífice y los papeles del Archivo de las misiones. Y advierta V.S. que las cosas de estas misiones no se pueden reputar ídem quam bona derelicta, por– que fueren donde fueren, siempre clamarán por su dueño y señor, por– que: Qui facit quod potest, legem adimplet. Si a V.S. o a cualquier otra persona hubiéramos agraviado, desde ahora pedimos a todos y a cada uno el perdón que a todos y a cada uno concedemos, en cuanto de nosotros pende, para que asimismo seamos todos de Dios perdonados. Y si son menester intereses para la condigna satisfacción, quien tal justificare pue– de acudir a las reales cajas en donde queda la limosna desde el año 8 excluso; por cuyo respeto suplicamos a V.S. la publicidad de ésta, sus oraciones y las de todos los vecinos de esta isla, comprometiéndoles las nuestras. Adiós, señor gobernador, y adiós, señores todos: en el cielo nos vea– mos. Quédense con la bendición de Dios, que con ella nos hacemos a la vela.
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