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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 199 luego se pasaron a España, y en su lugar vino el P. Severo de Barcelo– na, de dicha Orden de Capuchinos, con dicho hermano lego, y halló algunos indios desparramados y, volviéndolos a recoger, hizo su asiento en el mismo lugar, y, surtiendo a la tierra adentro en compañía de un señor llamado D. Pedro Dionisio Llecaro, español, vecino de dicha ciu– dad, y los señores infantes que fueron por orden de dicho teniente, y estuvo 47 días siguiendo la tierra y mirando los parajes hasta llegar a la raya de la Canibana y de los holandeses, y volvió con algunos indios, hombres, mujeres y párvulos que serían algunos 30 entre todos, e inten– tando a fundar la principal misión que es junto de dicha Guayana, vino la plaga de curitaco o langosta que destruyó todo los frutos de la tie– rra, por cuya cosa se huyeron los indios al monte, no dejando de cau– sar muchas desgracias y desatenciones, como dicho Padre dará razón de ellas, y viendo no podía hacer fruto, pidió socorro al teniente que lo era y lo es a la fecha de ésta D. Francisco de Benavide para ver si otra vez podía, aunque había la hambre que refiero, si podía volverlos a re– coger los indios y aguantar a lo menos un principio de misiones, y le res– pondió dicho teniente no tenía para poderlo socorrer por estar cortos de soldados y vecinos y tan cortos que a lo más consistían en número de 20 personas, poco más o menos, a cuya respuestas, viendo dicho Padre no podía hacer fruto alguno, por orden de su prelado que lo era el P. Gabriel de Barcelona, uno de los fundadores de misiones de la isla de la Trinidad de Guayana, se volvió a la isla de la Trinidad, a ejercitar su oficio de misionero, como lo había hecho y lo está ejerciendo en la prin– cipal misión o doctrina que es el día de hoy con el título de la Purísima Concepción. Con que digo ser claro y manifiesto y lo certifico ser malo el infor– me que se le hizo al rey nuestro señor, que Dios guarde, con la impos– tura de haberlos impuesto a los Padres que últimamente pasaron de Es– paña a estas provincias, de que abandonaran la Guayana, cuando con tantos años, como llevo dicho, estoy asistiendo en dicha ciudad de la Guayana, pues no ha habido más misioneros que los que llevo dichos, y es tanta la desdicha de la ciudad a la fecha de ésta y subsistiendo en la misma conformidad y con muchos más accidentes que la menoscaban, como son la poca guarnición que hay, como dicho llevo, y habitadores de ella, y menos los indios de la principal misión o población, que los pocos que hay, los más advenedizos de la tierra adentro, el hallarse los misioneros en medio de los caribes, por causa de haber fundado los caribes su pueblo en medio del camino real a distancia que hay en la
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