BCCCAP00000000000000000000219

MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 193 inserción de la sobredicha cédula, memorial de PP. Capuchinos, auto suspensión del Sr. Gobernador, de las dos cartas y de los dos exhortos hechos nuevamente por dichos PP. Capuchinos, para que en su vista mande S.M. lo que fuere de mayor servicio. ·Y porque al parecer de en– trambos señores, Obispo y Gobernador, lo aquí resuelto de común acuerdo es lo que más conviene al servicio de Dios, del rey nuestro se– ñor y provecho espiritual y temporal de los indios neófitos de dichos cuatro pueblos de misiones, que hay en toda esta isla, así lo resolvieron, mandaron y firmaron, de que yo el infrascrito secretario y notario apos– tólico, por no haber en esta isla escribano real ni público, doy fe. - Fray Pedro, obispo de Puerto Rico. - Don Cristóbal Félix de Guzmán. - Ante mí, Bachiller D. Esteban Cabezón, notario apostólico y secretario. 48 Informe al rey dado por el obispo de Puerto Rico sobre la visita realizada a la isla Trinidad y destino de las misiones allí establecidas por los Capu– chinos (Margarita, 17 mayo 1713). - Original (AGI, Santo Domingo, 677). Señor : En carta de 2 de marzo de este año dí cuenta a V.M. que dejé visi– tada isla de la Trinidad de Barlovento, y en ella formadas de los cua– tro únicos pueblos de naparimas que tenían a su cargo los Padres mi– sioneros capuchinos de la provincia de Cataluña, con intervención y pa– recer de vuestro gobernador de aquella isla D. Cristóbal Félix de Guz– mán, por dejación de los PP. Capuchinos, como todo consta del testimo– nio de autos inclusos en ésta. Y ahora la doy a V.M. de que, habiéndose cumplido los edictos de dichas doctrinas y de la de indios neopuyos, que nunca se había proveí– do en propiedad, encomendados en dicha isla, hallé, aunque con gran dificultad, opositores a dichas tres doctrinas, que, examinados y aproba– dos con los sinodales que aquí nombré, van ya a servir dichas doctrinas por la presentación de vuestro gobernador. El Puerto que llaman de España en dicha isla, distante 3 penosas leguas de la ciudad, tiene mucha gente que lo habita, con las familias de los soldados que lo guardan, padeciendo gran desconsuelo por care– cer de capellán que les diga misa y administre con prontitud los sacra-