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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 179 para que, en su vista, venga V.M. en conocimiento de la imposibilidad en que estoy. Con lo cual, habiendo dado expediente a los negocios de residencia que se ofrecieron, de que tengo dado cuenta a V.M., determiné, sin dar treguas al cansancio, pasar segunda vez a Guayana; monté la artillería, des– paché a Santa Fe por socorro para aquella guarnición, dando noticia de la estrechez y urgencia en que me hallo, y, habiéndolo ejecutado así, me restituí a esta referida isla para pasar a la visita de las referidas misio– nes; transité en la primera que nombran Guairía, cabecera de las cua– tro, y de ésta a la Sabaneta y de aquí a la de Monserrate, y última, la Sabana Grande. En todas matriculé adultos y párvulos con distinción y claridad, para que, en vista de todo lo obrado, V.M. mande lo que fuere más conveniente. No hallé delito que mereciera castigo porque los misio– narios con celo lo remedian; me edificó su trato y comunicación en su mi– nisterio en el poco tiempo que me permitió la estación y ocupé en esta diligencia por la enseñanza de los indios, la formación de los pueblos, ca– sas, plazas y calles, la que corresponde a la posibilidad de indios, a los párvulos los' aficionan a danzas primorosas para días principales. En cada misión hallé sólo un misionario, cuyos nombres y pueblos son los referidos. A la supuesta Guayana la asiste Fray Severo de Bar– celona; en la Sabaneta, Fray Ambrosio de San Julián; en Monserrate, Fray Raimundo de Villafranca; en la Sabana Grande, Fray Ignacio de Vallfagona; éste y el primero de crecida edad, y los dos restantes mozos. Los que se han ido sin licencia mía son Fray Gaspar de Roda y Fray Juan Bautista de Vallés. Este se vino al puerto a pedirla y, negándosela, se mantiene pidiéndola y habiéndole prevenido pase a su obligación, dice no es misionario. Héle encargado en nombre de V.M. pase a la Guaya– na: que yo me esforzaría y personalmente pasaría a dicha provincia y aplicaría todos los medios posibles a fin tan del agrado de Dios y real servicio de V.M.: no ha querido; todo cuanto ha sido decente le he to– lerado a éste como a los demás porque no dejen la tarea de su oficio. En el tiempo presente, que por faltarme los recursos por lo eclesiástico tolero con paciencia, tengo por cierto que el motivo principal de estas idas ha sido la intimación del citado despacho que les hizo mi antecesor y por no poner en peligro lo ganado he sufrido, hasta que el Rvdo. Obis– po pase a esta referida isla, según previene V.M. Este es el estado en que quedan las referidas misiones por las im– posibilidades que tengo referidas a V.M. y las que tengo a la vista de estar fundadas dichas misiones seis leguas a barlovento del Puerto de Es-

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