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164 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA tiene mandado. Y en la visita que tengo hecha de las cuatro misiones de esta isla, he hallado se componen de doscientas y sesenta y tres hom– bres, trescientas y siete mujeres y trescientos y cuarenta y nueve mucha– chos cristianos de ambos sexos, que todos suman novecientos diecinueve almas, de las cuales están por reducir 16 hombres y 29 mujeres, que son 45 los infieles que consta haber en dichas cuatro misiones de esta isla. Y, por lo que toca a las de la provincia de la Guayana, he hallado no haber misionero alguno en ellas por haberlas abandonado dichos Pa– dres estos años pasados, siendo así que muchos estaban convertidos en ellas a nuestra santa fe. Por lo que, en cumplimiento de mi obligación, debo poner en la real consideración de V.M. que en estas cuatro misio– nes se hallan ocho Padres y en las de la Guayana ninguno, donde hacen notable falta, y que estando éstas ya en número de 919 almas, siendo tan pocos los que faltan a reducir, pues sólo son 45 los infieles, tengo por del servicio de Dios y del de V.M. el que se sirva de mandar, ya que tan a costa de la real hacienda han sido convertidos y no le son del menor útil, el que se reconozcan las matrículas y que todos aquellos que hubieren sido convertidos a nuestra santa fe católica y que excedieren de diez años de su conversión, se aparten y dé cumplimiento a lo que S.M. tiene mandado, según ley 3a, libro 6?, título 4?, tomo segundo de la Nueva Recopilación de Indias: que los indios y fieles reducidos a nues– tra santa fe por la predicación, no sean encomendados, tributen ni sir– van por diez años; y de ellos y agregando los párvulos con sus padres y parientes, se forme una encomienda para el real patrimonio, para que éstos contribuyan a V.M. aquello que por bien tuviere cada año y paguen diezmos y primicias, y asimismo el ponerles cura doctrinero y corregidor para la buena administración de justicia y que se pongan como corren en este Nuevo Reino de Granada y que se vistan y tapen sus carnes, y que se haga la fundación de dicha encomienda en el paraje que pareciere más a propósito para su bienestar. Y que uno de dichos Padres misioneros quede por doctrinero de dicha encomienda, en el ínterin que por el real patronato y por el obispo se les provee de cura colado. Como también que quede otro misionero a acabar de convertir los pocos infieles que quedaren en dichas misiones y a cuidar de las almas de los recién con– vertidos y de los que nuevamente se pudieren agregar y convertir. Y los demás Padres misioneros, que luego pasen a las misiones de la provincia de la Guayana a donde tanta falta están haciendo a aquellos míseros vasallos de V.M. y a donde se les asistirá cada año con la limos– na de los cincuenta pesos que V.M. les tiene consignados.

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