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162 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA ligiosos lo que V.M. dispusiere, pues no pretenden más que estar rendi– dos a sus preceptos con la insinuación del gusto de V.M. Pongo también en noticia de V.M. cómo el alférez Diego Martín de Arrieta partió de esta España en compañía de los religiosos capuchi– nos catalanes el año de 1687 con el fervoroso deseo de ayudarles en la nueva misión que iban a fundar de orden de V.M. a la isla de la Trini– dad, en que hasta hoy persevera favoreciendo a las misiones y religiosos, ayudándoles en las conversiones de los indios, manutención de las misio– nes y aumento de ellas, viviendo siempre en su misma compañía, que casi puedo decir se le debe la subsistencia de dichas misiones a su fide– lidad, esfuerzo y prudencia, como consta de las certificaciones de los Prefectos, que presento para que V.M. tenga más expresa noticia, a que, atendiendo los gobernadores con la experiencia de su grande acierto en todo, le graduaron de alférez capitán y últimamente de teniente y ca– pitán a guerra de dichas misiones, como consta de los papeles que pre– sento. Y, deseando los religiosos corresponder en algo a sus servicios y finezas, con el conocimiento de sus muchos méritos, suplican a V.M. se sirva honrarle con el título de Sargento Mayor y nombramiento de Te– niente, pues en todo ha obrado y obra con la libertad de fiel vasallo de V.M., fervor de misionario, celo y virtud de singular entre todos. Pudiera también, señor, poner en la alta comprensión de V.M. los muy muchos trabajos y falta de todo que, por no haber dado cumpli– miento la Casa de la Contratación a la real cédula de V.M. del año de ochenta y seis, y ahora los oficiales reales de Caracas a la de noventa y seis, padecen los pobres religiosos de esta isla, mas, como tengo repre– sentado a V.M. esto mismo en el memorial que por parte de la misión de Cumaná tengo presentado, omito hacer nueva relación, y sólo suplico a V.M. se sirva dar sus reales decretos así para la Casa de Contratación como para los oficiales reales de Caracas en la misma forma que los lle– vo pedidos y suplicados a V.M. en dicho memorial de la misión de Cu– maná. Todo lo que llevo representado a V.M., como Procurador de la misión de la Trinidad y Guayana, que V.M. tiene puesta al cuidado de los religiosos capuchinos de la provincia de Cataluña, es mi obligación y cargo tan preciso, cuanto no he podido ceñir más mis representacio– nes, que pongo en la alta compreensión de V.M. con el rendimiento que debo, esperando del católico celo y gran clemencia de V.M. que, en vista de este mi memorial que, en nombre de dicha misión y religiosos de ella, pongo a las reales plantas de V.M., se ha de dignar condescen-

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