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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 155 indios de las encomiendas que no son legítimamente encomendados, el go– bernador los ponga en las misiones y esto no se ha ejecutado hasta ahora. También ha llegado a mis manos otra cédula real para los indios de Gua– yana, despachadas todas el año de 1696. Participo a vuestra merced cómo en Guayana se han dejado tres mi– siones por la muerte de muchos religiosos y no se pueden proveer de misioneros por no venir de España y- los pocos que somos habemos de asistir en las misiones de esta isla. Y el año pasado de 1699, en el pri– mero de diciembre, los indios de una misión mataron a tres Padres mi– sioneros, con que ahora no quedamos más que cuatro misioneros en tres misiones, en las cuales los indios de ellas están muy quietos y no .su– pieron nada de la malicia y mal intención de los de aquella misión. Y éstos, en las muchas salidas que han hecho por los montes, han vengado las muertes que hicieron aquéllos, dejando muchos muertos y ahorcados de sus mismos parientes .en los montes y han entregado a las justicias reales más de ciento entre hombres y mujeres. Doy a vuestra merced las debidas gracias del buen afecto y diligen– cias (que) ha hecho por el consuelo y remedio de tantas necesidades como estábamos padeciendo en estas misiones los Padres misioneros, capellanes de vuestra merced, y quedamos todos con la obligación de rogar a Dios nuestro Señor premie a vuestra merced del buen afecto que tiene en estas santas misiones. Yo y los demás Padres misioneros rogamos a vuestra merced por los méritos de nuestro Señor Jesucristo y de la Purísima Virgen Santísi– ma María, sea nuestro amparo, protector y medianero con su R.M. y en su Real Consejo de Indias para que vengan dichas familias. Con el mismo afecto ruego a vuestra merced sea medio eficaz para que S.R.M. mande a los PP. Capuchinos de la provincia de ·Cataluña remitan religiosos a estas misiones en la primera ocasión de navío, por– que ya no somos más que cuatro misioneros y los dos pasamos de se– senta y tantos años, y estas misiones se han de perder por falta de obreros en daño y perjuicio de tantas almas de tantos pobres indios co– mo hay en ellas, y no se cumplirán los santos y católicos deseos del rey nuestro señor. De todas estas diligencias tendrá vuestra merced de mi Dios y Señor Jesucristo el premio en esta vida y en la otra, el cual a vuestra merced guarde muchos años como se lo suplico.

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