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122 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA P. Fr. José de Seva con Fr. Ramón, lego, en la misión de mi Señora Santa Ana. En la Guayana hay una misión que es en Montecalvario; está el P. Félix de Mosset con Fr. Gil de Villamayor y enfermo. Esta misión dista de ésta de la Concepción de esta isla ocho días de camino por mar y río; no sé los que tiene, sólo sé que los indios y muchachos están adelantados en el rezar por ser la mayor parte ladinos. En todas son cinco misiones y un sacerdote no más en cada una de ellas, habiendo menester dos ne– cesariamente: que siempre Dios nuestro Señor nos regala con algunas en– fermedades, y por haber muerto el año pasado el P. Fr. Tomás de Lu– pián y ahora el primero de febrero de este año murió recibidos todos los sacramentos, en esta misión el P. Arcángel de Barcelona. Nos dejó muy desconsolados por la falta que hace en esta ocasión, por haber de susten– tar las dichas cinco misiones y tener en otros sitios indios ayuntados pa– ra poner misión en llegando religiosos, y la tardanza en el venir es causa que se mueren algunos sin el santo bautismo. He sentido la muerte de los dichos Padres por las prendas de misionarios que tenían. Si bien confío de tan pío corazón de VV. PP. RR. mis Padres tendrán el reme– dio estos pobres miserables indios redimidos por la sangre de Jesucristo nuestro Señor, enviando todos los religiosos que pudieran para socorrer estas misiones y para fundar otras tantas nuevas en la tierra de la Gua– yana por ser tanto el gentío y no tener más de una misión, que es Mon– tecalvario, por haberse dejado la que estaba el P. Tomás de Lupián. El año pasado, en el mes de febrero de 1688, al ir a la visita de la Guayana, como tengo escrito, con algunos diez indios y cuatro blan– cos, topamos con algunos 200 indios caribes, que son los que comen car– ne humana; después de habernos muerto un blanco español y dos heri– dos, pelearon los dichos diez indios y un mancebo español algunas seis horas con los dichos 200 caribes; y, a la ocasión que pensaba estar co– mido con los demás, -parece Dios nuestro Señor obró un milagr~, se se retiraron los contrarios. A la vuelta de la Guayana caí enfermo y me dieron el Viático. Dios nuestro Señor fue servido dejarme para que ex– perimentase mayores trabajos y presto lo experimenté por algunos distur– bios, que después pasaron al principio de enero de este año. A la que lle– gué a esta misión de sentimiento me dieron el Viático sin esperanza de vida: de todo sea Dios glorificado que regala a los religiosos por ser nosotros tan pocos y el trabajo grande. Y así suplico a VV. PP. M. RR. in visceribus Jesu Christi envíen muchos religiosos por ahora, y después dos todos los años para crédito de nuestra madre la Provincia y de los

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