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116 FUENTES PAltA LA HISTORIA COLONIAL l>E VENEZUELA por ser los parajes más poblados de indios que hay en esta isla y todos ellos católicos y amigables y muchos de ellos ladinos en la idioma castellana. Las otras dos misiones se han poblado entre los indios inmediatos al castillo y pueblo de la Guayana, la una con el nombre de Montecalva– rio, y la otra con el nombre de Nuestra Señora de Belén, en distancia de seis leguas la una de la otra. Y en medio que en una y otra hay, precisa necesidad de otros muchos religiosos por agora y en tanto que se pueda acudir al común remedio de todo lo conveniente para asegurar esta isla, se deben formar a lo menos otras tres misiones: una en el pueblo de indios que llaman de los Cocos, sita a la parte del oriente de esta isla, en la medianía entre las dos puntas de la Galera y los Blanquizales, junto a la orilla de un río, 15 ó 16 leguas de esta ciudad. Otra en el pueblo de indios que está junto al río Maruga, a la parte de sueste de esta isla, donde en lo antiguo fundaron su pueblo los ingleses. Y la tercera entre la punta del Gallo y punta del Cedro en la costa del poniente de esta isla, que hace frente con el puerto principal de esta ciudad, hacia el sur de él. Para cuyo efecto se necesitan a lo menos seis religiosos sacerdotes y tres legos, y con esta disposición estará toda esta isla coronada de pueblos de indios y misiones y asegurada de que los ene– migos intenten poblarla, y el que la gobernare tendrá quien le guarde sus costas y avise de los movimientos de los enemigos y será medio para que se pueble toda ella, y los indios de dichos pueblos con el ejemplo de los que se hallan con los religiosos, cada uno de por sí los está solicitando, para cu– yo efecto han enviado sus capitanes así a esta ciudad, a hablar conmigo, como a dichos religiosos misioneros, y se mantienen con las esperanzas que de una y otra parte se les han dado: que V.M. enviará en la primera ocasión bastante número de religiosos para todos los pueblos. Y, aunque esta isla por lo presente se considera muy pobre por falta de habitadores españoles, se debe hacer toda estimación de ella, así por el paraje que ocupa, haciendo frente a todos los grandes territorios y reinos que están al sur de él conti– guos y comunicables así por tierra como por el río Orinoco. Y porque, sin embargo de estar en lo más riguroso de la tórrida zona en altura de 9 gra– dos y medio al norte, goza de un templado y apacible temperamento y tan abundante de todos los frutos de tierra caliente, que habrá pocos que le igualen y ninguno que se le aventaje. Y para mayor excelencia tiene un río que toda el agua que da es brea y no hay más que hacer que llevar cajo– nes, barricas, pipas y otras vasijas del agua del dicho río y al segundo día se halla cuajada de brea muy rica, y todo el territorio de donde procede di– cho río, más de dos o tres leguas de distancia, todo es brea, y no tiene más