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114 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA 12 Carta del gobernador informando al rey sobre esta misión de Trinidad y Guayana (Trinidad, 14 marzo 1688). - Original (AGI, Santo Domingo, 641). Señor: En la primera y segunda tengo dado a V.M. cuenta en lo to– cante al estado de gobierno temporal y espiritual de esta isla, y en esta tercera digo, señor, que los diez religiosos capuchinos de la nación ca– talana, que vinieron a esta isla en el último navío de registro, habién– dose juntado con otros dos de su misma nación, que de las misiones de Cumaná pasaron a esta isla, y hecho su Capítulo para dar principio a su obra, se repartieron en cinco misiones: las tres en esta isla, en distan– cia de cuatro, ocho y doce leguas de esta ciudad. Una en el cerro que llaman de Naparima con el nombre de la Purísima Concepción de María Santísima; otra en una sabana grande de más de cuatro leguas de circun– valación al oriente de dicho cerro, tierra adentro, distante cuatro leguas con el nombre de la Anunciata de Nazaret; y la tercera con el nombre de señora Santa Ana, otras cuatro leguas al noroeste de dicho cerro de Naparima, por ser los parajes más poblados de indios que hay en esta isla, todos dóciles y los más de ellos ladinos. Y las otras dos misiones en– tre los indios más inmediatos al castillo y pueblo de la Guayana. La una con el nombre de Montecalvario, y la otra con el nombre de Nuestra Señora de Belén: seis leguas distante una de otra. Y en medio que en una y otra parte hay necesidad de otros muchos religiosos por agora para asegurar esta isla se deben formar a lo menos otras tres misiones: una en el pueblo de indios que llaman de los Cocos, sita a la parte del oriente de esta isla, junto a un río. Otra en otro pue– blo que está junto al río que llaman Maruga, sita en la parte y costa del sueste de esta isla; y la tercera, entre la punta del Gallo y punta del Cedro, y, si pudiese ser, en ambas partes, para cuyo efecto serán menes– ter a lo menos seis religiosos sacerdotes y tres legos. Y con esta disposición estará toda esta isla coronada de pueblos de misiones de indios y asegurada de que los enemigos intenten poblarla, y el que la gobernare tendrá quien le guarde las costas y avise de los movi– mientos de los enemigos y será medio para que se pueble toda ella. Y, aunque esta isla por lo presente se considera muy pobre por falta de habitadores españoles, se debe hacer toda estimación, así por el paraje en que se halla haciendo frente a todos los reinos que están al

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