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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 109 servido por la última flota mandar, le da relación por la presente cómo habiendo llegado por la misericordia de Dios buenos a esta isla de la Trinidad diez religiosos catalanes y habiéndonos agregado yo y otro, am– bos de la misma provincia, a ellos, que estábamos ocupados en las mi– siones de Cumaná y reparados por algunos días de la larga navegación en la ciudad de San José de Oruña, en donde fuimos regalados de los dos gobernadores, el Coronel Diego Suárez que acababa su gobierno, y D. Sebastián de Roteta que había de comenzarle, los cuales con sus largas li– mosnas y todo género de otras asistencias han querido tener mucha par– te de merecimiento en esta santa obra. Celebramos Capítulo, en el cual, con la gracia de Dios y asistencia del Espíritu Santo, sin propios merecimientos, quedé electo en Prefecto. De aquí fuimos a reconocer los puestos y parajes más a propósito para fundar las misiones en compañía de D. Diego Tenreiro, mandado del go– bernador para ello y para publicar las cédulas y órdenes de V.M. a los indios. Vistos, pues, los parajes, resolvimos, con parecer del gobernador y de las personas más inteligentes, que sería de mayor servicio de Dios y de V.M. se fundaran tres en esta isla de la Trinidad y dos en Guayana, como en ~fecto se hizo luego. Las de la Trinidad están situadas no muy distantes del mar. La primera en el paraje del cerro de Naparima, bajo el amparo y título de la Purísima Concepción de María Santísima. Otra en el paraje de la Sabana Grande con título de Nazaret, unas cuatro le– guas distante de la primera; y otra en el de la Sabaneta bajo el patro– cinio de mi señora Santa Ana, distante de cada una de las dos unas 8 ó 9 leguas. La primera de la Guayana situada en el pueblo de Mariguaca, dos leguas del castillo, con título de Montecalvario. La otra en el cerro de las Totumas, tierra adentro, cinco jornadas de la otra, con título de Belén. En todas las cuales ha obrado tanto y obra la gracia de Dios, que, fiados en su infinita misericordia, esperamos se verá lograda la sangre de Nuestro Señor Jesucristo y el católico celo de V.M. Porque, sin otras diligencias que notificarles a los indios las reales cédulas y deseo de V.M. que acepten la ley de Dios y por este medio procuren la salvación de sus almas, son tantos los que todos los días se nos van agregando, que ha sido necesario dar providencia para que se vayan deteniendo en los parajes que vivían, porque ni pudiéramos doctrinar a tantos, ni que– dara la isla con el debido resguardo para las invasiones enemigas que pueden ofrecerse si se poblaran en los solos parajes referidos y desam-

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