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78 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA preconizado ( 1 septiembre 1805) pero no consagrado, nada se realizó por obstar el contenido de la expresada cédula. 9 Y así continuó todo, sin innovación alguna, aunque el obispo Ventura Cabello volvió de nuevo a la carga en 1807 sin resultado alguno, por lo que insistirá una vez más ante las Cortes de Cádiz. 10 Para entonces, 1812, ya Venezuela es– taba en plena lucha independentista. 3.-Es forzoso y por otra parte ofrece interés echar una mirada al estado en que se encontraba la misión e igualmente los religiosos esos años de 1796 a 1810, en que Inciarte estuvo al frente del gobierno de Guayana. Por lo que respecta a los misioneros, su actividad, podía llamar ex– terna, disminuyó notablemente. Prácticamente no podían ya ni hacer entradas a la reducción de indios, fuesen fugitivos de las poblaciones mi– sionales o también nuevos, ni tampoco fundar más pueblos. La cédula de 1804 refleja todo eso, tanto por lo que mira a lo que el gobernador Inciarte les había prohibido respecto de esos dos puntos concretos como asimismo el recurso de los propios religiosos. Entre las cosas que, según dicha cédula, habían pedido éstos al rey, estaban: "Que se les permita hacer las entradas en los términos acostumbrados sin el menor gasto de mis reales cajas, sín impedirles la fundación de pueblos para los neófi– tos", ya que trataban o tenían ya dispuesta la fundación de dos pueblos, como se dice en el mismo documento. La realidad fue que sobre esos dos puntos, tan importantes a juicio de los misioneros para los progresos de la misión, nada se dispone, añadiendo sólo que "sería muy oportuno ir inclinando a los naturales de los pueblos de misiones a aquel género de gobierno que se observa con buen suceso en los otros pasajes de mis do– minios de Indias, nombrándoles gobernadores o alcaldes naturales, pro– tector y alguacil, porque esto contribuye bastante a su civilización". 11 Se siguió, por consiguiente, la táctica de ir agregando los nuevos que se reducían espontáneamente a los pueblos ya establecidos. Por eso se da el caso de que estos pueblos de Guayana sean bastante más nume– rosos que en las restantes misiones, por ejemplo, las capuchinas de Cu- 9. Testimonio de los autos. . . para la provisión en clérigo secular del curato de la villa de San Antonio de Upata, hechos en 1807 (AGI, Caracas, 967). 10 . Cfr. LINO GóMEZ CANEDO, 0.F.M., Un importante documento para la historia de Guayana, en Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Venezuela, 59 (1976), 767-75. 11 . Cfr. la nota 8.

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