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Fue la misión de Guayana la tercera que, en orden cronológico, tu– vieron los Capuchinos en uno de los actuales territorios más extensos y ricos de Venezuela. No hay para qué ponderar la importancía que tuvo esta misión así por la organización dada a la misma, como por los progresos alcanzados en el terreno espiritual, humano y económico y quizás tanto o más en el aspecto político por aquello de que, en frase tantas veces repetida, hasta donde llegaron los misioneros por esta parte, llegaron justamente las fronteras españolas y luego las venezolanas, al menos en justo de– recho. Su historia quedará reflejada en el resumen que haré de los acon– tecimientos más sobresalientes y que marcan los hitos de su desarrollo, y más que todo en los documentos que comprueban la veracidad de las afirmaciones y son su mejor aval. Mi deseo hubiera sido presentar no un resumen tan compendiado de esa historia sino la historia completa o al menos más extensa, como hice, por ejemplo, con la misión de los Llanos de Caracas; pero impe– rativos dignos de respeto me obligan a ofrecer sólo un corto número de capítulos, a los que precede esta introducción. En ella me propongo, siguiendo esa norma de brevedad, exponer puntos históricos y geográ– ficos, que sirvan para ilustrar hechos y aquilatar pormenores dignos de tenerse en cuenta. Esa es la finalidad primordial de los siguientes apartados en los que concentro esas noticias y esos puntos que espero sirvan de guía y orientación al lector e investigador. I TERRITORIO MISIONAL Ante todo se impone una advertencia y es que esta m1s1on tuvo en los primeros años un doble territorio: la isla de Trinidad y Guayana. Ya que ésta ocupará preferentemente mi atención a propósito del tema,

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