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pie por las montañas... No me fue dificil aco– modarme en las humildes casitas, cuando iba de misión a los Recintos más lejanos de la población. Desde el principio fue mi plan acercar a los fieles a los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía a través de pequeñas misio– nes. Creo no haber olvidado el recuerdo de la Pasión en medio de mis tareas. Hacía el ejer– cicio del Vúi Crucis, según me permitían las circunstancias. El mejor recuerdo de Gualea: una noche con Jesús Sacramentado Sin duda que éste fue el menor recuerdo de Gualea: una noche feliz en medio de sus fieles con Jesús Sacramentado. Estamos en el año 1963. Por el mes de octubre determiné celebrar las Cuarenta Horas en honor de Jesús Sacra– mentado en la parroquia de Gua/ea. Durante la noche del sábado al domingo, estando en adoración en presencia de Jesús Sacramenta– do expuesto., una impresión especial inundó mi alma (que no me siento capaz de describir– lo). Mientras los fieles allí presentes entona– ban canciones en honor de Jesús Sacramen– tado, hubiera deseado yo un profundo silencio para ponerme en comunicación con Jesús, allí presente en la Custodia. Era como de penetración en el silencio con El Que allí 93