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Al llegar al lugar de mi residencia, Gua/ea, me comunicaron la triste noticia. Llegué a Pacto y no pude asistir al entien-o. Al danne cuenta de que en la población de Pacto no habían celebrado la Navidad, no habían teni– do ningún acto religioso, me causó una im– presión de tristeza... Así tenninó la primera fiesta del Niño Dios que celebré en el Ecuador. Muchas veces he oído esta anécdota: Que un día el P. Bemabé estaba en la carretera y un ca– mión no le quiso coger, y que después de un largo trayecto, cuando el chófer llegó a su desti– no, ya estaba allí el P. Bernabé; ya estaba allí sin que le hubiese pasado al dicho camión ningún otro vehículo. El señor se quedó viendo visio– nes..., porque al padrecito Bernabé 1e llevan los ángeles". Este relato, que ha pasado de boca en boca, ¿es simplemente lo que ha escrito el P. Bemabé de su primera aviciad en Ecuador? ¿O es un relato diferente, ya que del P. Bernabé se han contado hasta tres o cuatro ocasiones en que le han llevado los ángeles... ? Un Obispo en Pacto No hubo Navidad en Pacto. Pero el P. Berna– bé tuvo la inmensa alegría de celebrar allí unas Primeras Comuniones el día de Reyes ( 1963), preparadas por las Madres Doroteas que habían acudido desde Quito. Para la Cuaresma el P. Bernabé organizó unas misiones, que predicó el fogoso capuchino 91

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