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sioneros, sino a darles trabajo. No se le ocurra tal disparate. ¿En qué piensan sus Superiores? Rumbo a Ecuador La expedición se componía de cinco capu– chinos y dos misioneras de la AMF (Acción Mi– sionera Franciscana). E l P. Bemabé iba al frente del grupo en la travesía que duró 20 jornadas. "Bernabé quería llevar una vida fraterna en el barco: oración en común, lectura espiritual, abstenernos del cine, etc. Sufrió mucho al no lo– grar sus deseos·. Así recuerda uno de aquellos misioneros, el P. Matías de Torrano. En Canarias e l barco hizo escala. Hubo un tiempo de asueto, que el P. Bernabé aprovechó para ir a una iglesia y hacer el Vía Crucis. Alguien durante el viaje le gastó una broma de pésimo gusto, que para la sensibilidad del P. Bernabé fue mucho más que una broma. "Desde el noviciado guardaba el santo Hábito como re– cuerdo de aquel año feliz y de su profesión -continúa e l mismo P. Ma tías-. Pasado el Ca– nal de Panamá, alguien arrojó e l Hábito al mar. El P. Bemabé lo buscó por todas partes. Al no encontrarlo, se calló ofreciendo a Dios aquel despojo"'. Solo dijo alguna frase... como un pro– feta. Sin duda que aquel hábito, que tenía 35/36 años de uso estaría de pena..., pero por más d e un concepto aquel era e l "santo" hábito... El cul– pable no pudo percatarse... Arribaron al Ecuador el 7 de julio de 1962. Les salió a recibir en el puerto de Guayaquil e l arzobispo Mons. Antonio Mosquera. 87

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