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cintura. Antes usaba ortigas cuando las en– contraba, pero aquí no las encuentro. Pero es– tas mortificaciones no me satisfacen, o por mejor decir, no encuentro en ellas la inmola– ción con Jesús Víctima. Claro está que esa inmolación ha de ser por el amor y la fidelidad, y estoy seguro que el mismo Jesús se encargará de realizarla, si yo tengo la dicha de saber corresponder a su llamamiento, pero estas pequeñas mortifica– ciones exteriores parece que ayudan justa– mente con los pequeños trabajos que el mis– mo Jesús se digna envianne... (3 de junio de 1941). Está claro el pensamiento y la praxis del P. Bernabé. Su ideal de ser víctima inmolada no lo pueden hacer ni espinas ni ortigas; ha de ser di– rectamente Jesús, sólo Jesús, a quién se corres– ponde con amor y fidelidad. Las mortificaciones son simplemente un apoyo, una ayuda. Entronizaciones del Sagrado Corazón La crónica conventual anota con fecha de noviembre de 1945: "El P. Bemabé, con su labor callada y abnegada, realiza un hermoso aposto– lado; además lleva ya entronizado el Sdo. Cora– zón en más de 100 casasw. Efectivamente, era un apostolado nuevo en– tre las sencillas actividades -confesonario, aten– ción a la Orden Tercera- que desplegaba nues– tro hermano. 69

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