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En cierta ocasión se le representó a Cristo dentro del sacerdote. Todas las ceremonias que exterionnente reali?Aba el Sacerdote reali– ?Aba Cristo dentro del Sacerdote celebrante. En verdad, el Sacerdote era un instrumento - voluntario, se entiende- utilizado por Cris– to. (...) En cierta ocasión vio tal como es (el sacerdote) a los ojos de Dios. Se le representó toda la grande?A de la dignidad sacerdotal. Le impresionó tanto, que le parecía que ella ni el alimento debía tomar. MUn alma oculta y sencilla -continúa diciendo el P. Bemabé- que pasó casi inadvertida por esta vida: en la cual se cumplieron una vez las pala– bras de bendición que Jesús profirió ante el Pa– dre por los simples e ignorantes de este mundo. "También en un servidor hicieron efecto o mella aquellas luces que recibía esa alma privilegiada". Así lo reconoce. Hubo, seguramente, una especie de simbiosis en la comunión de las almas. La corona de espinas Hablar de las mortificaciones del P. Bernabé es tópico. Hombre dulce y penitente, muy auste– ro en la comida, en el sueño, en el vestido, en todo. A propósito del vestido, el P. Arriola nos cuenta una anécdota sobre la túnica del P. Ber– nabé. La túnica se llamaba a la camisa de tela áspera, paño de hábito, que los frai les utilizaban debajo del hábito, adherida directamente al cuerpo. 67

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