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-una sola se empleaba en aquellos tiempos– por un papel largo sobre el jergón, en el refecto– rio se priva a veces del postre, y casi siempre del cuarto plato caso de que lo pasen... Mortificaciones que serían estúpidas y sádi– cas, si no supiéramos de dónde vienen. No somos pobres en la comida El P. Bemabé ha leído a San Francisco, a quien quiere imitar, y hay allí tantos y tantos casos sobre la pobreza del Seráfico Padre... Le hiere en el alma. Escribe a su director. Quiero darle cuenta sobre algunas cosas que hago en el comer. Ya hace alguna tempo– rada que para desayunar me sirvo de las cor– tezas de pan que quedan en el cajón en que traen el pan, y de los pedazos pequeños que dejan los demás. Paréceme que la intención que llevo en esto es: imitar al Padre San Francisco, y desearía hacer por espíritu de po– breza. También procuro recoger para la comida y la cena los pedazos pequeños que dejan los demás en la mesa, y el pan que me ponen lo ofrezco a Jesús por los pobres, aunque no siempre, pues después de haberle ofrecido a veces se lo como. También le ofrezco los pos– tres con el mismo fin. Durante la comida o después de ella algu– nas veces suelo tener ciertas luchas o me aco– meten pensamientos de angustia, de que no somos pobres en la comida, y mientras otros mueren de hambre, nosotros vivimos en la 47

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