BCCCAP00000000000000000000218

iba a atrever? Decidió retirarse, a pesar de las humillaciones que este paso atrás le iba a supo– ner. ·Decidí quedarme en el estado de hermano le– go". Pero ahí estaba el director espiritual, y lo consultó por escrito. La respuesta del P. Antoni– no era sencilla: no le convencían las razones del dirigido, un sacerdote podía dar mucha gloria a Dios... No obstante, lo podía seguir consultando con otros padres de su confianza Así lo hizo acudiendo al confesor ordinario y al superior provincial, P. Carmelo de Iturgoyen. Coincidían las respuestas en lo mismo: era bueno recibir la ordenación. o acababa de aquietarse. Y entonces pidió al Señor que manifestase su volun tad de otros modos, por ejemplo, con una enfermedad... para no ser ordenado. En el mes de marzo le vino una gripe, a otros también. La gripe se fue y surgió una complicación, un flemón en la pier– na, a consecuencia, seguramente, de los frias pa– sados. El sábado día 15 de abril de 1933, sus com– pañeros se ordenaron de sacerdotes; Fray Ber– nabé no, por el flemón de la pierna. Pero tam– bién el flemón se curó, y Fray Bernabé, en obe– diencia de fe, aceptó el criterio de sus conseje– ros, y el 18 de junio del mismo año, jueves infraoctava de Corpus Christi, en la ciudad de Vitoria y de manos de Mons. Mateo Múgica, Obispo de Vitoria, recibió el sagrado orden del Presbiterado. "En la víspera de mi ordenación sa– cerdotal a la noche, tuve un temblor que me duró algún tiempo. Creo que no fue temblor de miedo, sino consideración de la dignidad que al día si– guiente había de recibir". 40

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz