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al Padre: -Padre, si es posible no me hagas be– ber este cáliz~ Dice la Madre Agreda que Jesús pedía al Padre que no le hiciera morir por los répro– bos, sino tan sólo por los predestinados, puesto que el morir por los réprobos le era amarguísimo, ya que no habían quererse aprovechar de su Pasión tan dolorosa y cos– tosa, y les había de ser mayor tormento en el Abispo eterno. Pero estando decretado como lo estaba, que por todos los hombres ofreciera su vida en la cruz. por tanto que se lograra la salvación de todos los hombres. Esta frase: 7esús a toda costa quería sal– var a todos los hombres~ en aquel momento impresionó grandemente m i alma y aquella impresión me duró algunos días. Para decir la verdad, esta frase quedó grabada en ml· y du– rante mi vida he tratado de renovarla con frecuencia, sobre todo los viernes del año. En algunas circunstancias ha causado hondas impresiones en mi alma la oración del Huer– to, relacionada con la salvación de las almas. Temblor ante el sacerdocio Y ya llegamos ante el sacerdocio. Estamos en el cuarto año de Teología, 1932-1 933. Por el mes de febrero de aquel año 1933, Año Santo de la Red ención, Fray Bernabé comenzó a experimen– tar un profundo reparo interior para acceder a la ordenación sacerdo tal. Le venía a la mente el recuerdo de San Francisco que (según ciertos antiguos biógrafos) no quiso ser sacerdote por considerarse indigno. ¿ Y el pobre Bernabé se 39

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