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su reinado de amor! ¡Ha hecho tanto por las almas! Más o menos éstos eran los sentimien– tos que en aquellos .momentos embargaban mi alma. Tales sentimientos e impresiones quedaron grabados para toda la vida. En el Colegio de Estella {1928- 1930) Llegó el verano y, de acuerdo al rumbo as– cendente de estudios, hubo que dejar Fuenterra– bía y pasar a otro colegio. Se inauguraba enton– ces como colegio el convento de Estella (Nava– rra), que albergaría a los estudiantes del tercer curso de Filosofía y primero de Teología. Pronto sintió un vacío: la dirección espiri– tual. Sencillamente se lo dijo al Director de es– tudiantes. P. Ricardo de Lizaso, y no hubo difi– cultad para que siguiera por correspondencia su dirección espiritual con el P. Antonino. Fray Bernabé hace el tonto por unos días S i decimos que Fray Bemabé continuaba ahondando más y más en la Pasión del Señor, el lector comentará: ¡Normal! Pero... ¿y si decimos que una vez se le ocu rrió hacer el payaso... ? El P. Juan Evangelista Oar, compañero de curso, nos lo c uenta. "En esos 13 años largos tu– vo quizás una semana rara, como si tratara de cor tar amarras o cambiar de postura. Llamaba la atención sólo porque era él, tan cuidadoso y fino. Era el tercer año de Filosofía, alguna semana 35

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