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chos años. Puedo decir hasta su muerte, acae– cida el 31 de julio de • 954. Han quedado 35 cartas escritas por el P. Bemabé al P. Antonino y 27 a la inversa, con la diferencia de que las del P. Antonino son breves, mientras que algunas del P. Bernabé son am– plísimas. Durante algunos años les tocó residir en la misma comunidad de Fuenterrabía. Esto y otras causas hace que algunos años queden en b lanco en la correspondencia epistolar. La Pasión de Jesús el día del Discípulo Amado En diciembre del segundo año d e Fuenterra– bía, tras la fiesta de la Inmaculada, Fray Berna– bé cayó en cama con fiebre de sarampión, que no lo había pasado de niño. Fue a la Enferme– ría, donde pasó la Navidad. El día del Nacimien– to del Señor celebraron misa en la Enfermería. Fray Bemabé estaba llorando, al contemplar el misterio del iño de Belén. 34 Con todo, mi atención constante estaba en Jesús clavado en la cruz. Era el día 2 7, festivi– dad del discípulo predilecto de Jesús, san Juan Evangelista. Aquella mañana se me pre– sentó en mi consideración a Jesús cargado con la cruz, camino del Calvario. No sé lo que vi en mi interior. El buen Jesús encorva– do bajo el peso de la cruz..., se me presentó su inmenso amor a los hombres... Yo decía en mi interior: ;Ah, Jesús tiene que reinar en las alrnas! ¡Es preciso que venga

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