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En la hondura de la Pasión Todas las tardes recorría en particular las es– taciones del Vía Crucis. Por ahí fue navegan do su a lma Sí es ci.erto que en el noviciado la medita– ción de la Pasión del Señor empezó a pene– trar en mi alma. De modo particular al reco– rrer las estaciones del Vúz Crucis, contem– plando a Jesús doliente, penetraban en mi al– ma ciertos sentimientos que me llevaban tras de sí. ¿Cuáles serúzn aquellos sentimientos? ¿De admiración? ¿De compasión? ¿De agradeci– miento? Quiz,á.s los que más dominaran serúzn los de compasión y de admiración. El fruto de contemplar a Jesús doliente en su Pasión fue descubrir más claramente que sufrió Jesús tormentos tan grandes para redi– mir y salvar las almas... Así pues, la salvación de las almas que anteriormente había empe– zado a llamar la atención, se fue acentuando con el deseo de querer hacer (algo) por la sal– vación de las almas. ... En la última etapa del novicúulo, a tra– vés de una lectura, empecé a comprender los dolores místicos del Corazón de Jesús, que luego se fueron haciendo vida en mi Fuenterrabía: siguiendo por la misma ruta ( 1926-1928) Fray Bernabé hizo voto de pobreza, obedien– cia y castidad el día de la Asunción de 1926, cumplido el año canónico del noviciado. 30

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