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Una de las primeras impresiones que con– servo es ésta. A fines de agosto llegó de vaca– ciones el Prefecto de disciplina del Colegio, el P. Zacarias de Gulina. Al pasar por las mesas del refectorio, saludando a los nuevos aspi– rantes, a un servidor le dijo algo de la Sma. Vfrgen María, como que confiara en Ella - que apenas entendí-. A pesar de ello, aque– lla frase se me quedó grabada en el abna. Me infundió como un aliento especial. El que era director espiritual del Colegio, eJ P. José María de Oyarzun, mimaba la devoción a la Virgen. Tenía un encanto especial para prepa– rar las fiestas de la Virgen; con gracia e ilusión adornaba él mismo la capilla del Colegio en la Presentación de la Niña María, en la Asunción de Ntra. Señora. «Por estos medios fue entrando en mi alma la devoción a la Virgen»_ Sarasola habla de la vocación Compañero de pupitre fue el escritor capu– chino Teófilo de Arbeiza. Nos cuenta literalmen– te: "Recién llegados al Seminario de Alsasua, el futuro P. Bernabé no dominaba bien el castella– no, hablándolo según concordancia vizcaíno (...) Nuestro biografiado respiraba piedad por los cuatro puntos cardinales, ya que en los paseos, en un descanso, le decía el Vigilante: - José Sarasola, predica un poco. Aquel niño se colocaba en una parte alta del terreno y hablaba sobre el vocación, que es muy 17

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