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La vida del P. Bemabé en medio de la Iglesia es la evidencia de un hecho teologal. El mensaje del P. Bernabé es simplemente Jesús, Jesús Cru– cificado. Alguien le dijo: - Jesús le ha concedido a raudales la sabi– duría de la Cruz. El se llenó de confusión, de gratitud y ala– banza, y escribió: 172 Cuando a la luz de la verdad considero lo que ha hecho conmigo la bondad del Señor, desde mis primeros años, siento como una extrañeza. A pesar de ser un servidor un pobrecillo, falto de cualidades, me favoreció la bondad de mi buen Jesús en los años de mi estancia en el Colegio. Me ayudó a superar las dificul– tades con las que tropecé. Luego me favoreció con gracias especiales al emprender mi vula religiosa. Más tarde, a pesar de mi cobardía e inutilidad, me revistió con la gracia inestima– ble de su sacerdocio. Finalmente a través de la obediencia me lanzó al apostolado, cuando me sentía como incapaz y pobrecillo, e incli– nado más bien a la vida de soledad y recogi– miento. . Tengo que confesar humildemente, para alabanza del Señor, que sin su ayuda especial no hubiera salido a flote en las circunstan– cias de mi vula de apostolado y compromisos. Sin duda se ha cumplido en mi humilde persona la frase del salmo 112: ªúvanta (el Señor) del polvo al desvalido, alza de la basu– ra al pobre" y que luego repite San Pablo con